Cada vez más personas se están yendo del país en busca de una mejor calidad de vida, por este motivo, necesitan una forma rápida y fácil de desprenderse de lo material y ahí es donde se genera el negocio para los que se quedan.
En las peores crisis surgen las mejores oportunidades. “Antes, la mayoría de lotes que conseguíamos era porque el dueño de casa fallecía, ahora nos llaman muchas personas que se van del país. La gente busca un lugar más estable donde vivir”, explicó Julio, mientras vacía un lujoso departamento en Avenida del Libertador frente a los lagos de Palermo.
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Lo paradójico de esto es que lo que estaba en este lujoso piso, en una de las zonas más caras de la Ciudad de Buenos Aires, puede terminar tranquilamente en alguna casa de familia en el conurbano. “Cuando vos trasladás un sillón desde el frente del Rosedal al conurbano, es un sillón más”, expresó.
Luego de hacer la tasación y arreglar con el cliente el precio del lote, se encargan de desarmar la propiedad, la dejan “a pared pelada” y llevan todo el botín a un depósito en Villa Urquiza.
Una vez llegados, los artículos son fotografiados y de a uno (o agrupados por lotes) se van subastando a precios más económicos. “Antes lo hacíamos presencial, pero por la modalidad de pandemia nos mudamos al online y lo hacemos por Telegram”, comentó Ricardo.
Dentro de la situación que está atravesando la Argentina, por la crisis económica y el éxodo de muchos a otras partes del mundo, hay quienes se ven beneficiados. Los que se dedican a este rubro tienen más trabajo y los que compran los productos también porque consiguen un buen precio.