Ted Williams es el nombre ficticio de un hombre real. Un chileno de 48 años que esta mañana se despertó, saludó a sus vecinos, caminó hasta el supermercado y dialogó muy amablemente con la cajera que lo atendió.
Un hombre al que no le divierte contar más de lo que se le pregunta y resguarda la data fina que desnuda su privacidad. Williams no cruza jamás ese límite, y aunque exhibe su cara en su foto de WhatsApp, exige que su rostro no sea revelado en esta nota.
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El hombre, padre y esposo, participó en más de 600 fiestas swinger y no quiere dejar de moverse en las tinieblas. “Estoy desde hace 15 años inmerso en el mundo de las fiestas swinger y llevo alrededor de 20 conociendo el ambiente”, avisa quien dejó de producir los encuentros con el inicio y avance de la pandemia.
“Siempre me mantuve así, anónimo, para proteger mi integridad y no afectar a mi familia. Siempre ha sido anónimo el personaje. Es parte del mito. Aunque en las fiestas, obviamente no hay problema en darme a conocer”, agrega en diálogo con TN.
Comenzó siendo partícipe y luego animador de encuentros que organizaban otros. Hasta que vio el negocio. O mejor dicho, como prefiere decir él, “una mejor forma de llevar a cabo el disfrute generalizado”.
Su primera fiesta fue en Viña del Mar. Modesta pero ruidosa. “Permitió que nos animáramos a organizar otra en Santiago de Chile. Y así se creó una comunidad a la que llamamos ‘El rincón del swinger internacional’. Era la forma que teníamos de relacionarnos con todo esto mundo”, dice.
Su popularidad cruzó la barrera de lo impensado. Las parejas que viajaban para ser parte de estos encuentros reclamaban más información. Un canal en donde poder aprender, conocer y expresarse. Williams abrazó esa oportunidad y creó “Las sombras de Ted”, un programa radial de nicho que se transformó en una escucha obligada.
“Crecimos tanto que llevamos la fiesta a todo Chile. Luego viajamos por Argentina, organizando fiestas multitudinarias en Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y San Juan. Una gran gira de fiestas. Lo llamamos ‘la ruta del swinger internacional”, recuerda.
Los encuentros tenían invitados y patrocinadores. También reglas universales, mandamientos básicos que cada persona y pareja recibía antes de ser parte: “La información educa y previene”, avisa Williams.
Las normas básicas para ser parte del mundo swinger
- El no es no. Regla básica del swinger que representa nuestro derecho a elegir
- Uso obligatorio de preservativo.
- No involucrarse sentimentalmente con personajes ajenos a la pareja.
- No obligar ni presionar a nadie a ‘swingear’, menos aún a una pareja.
- Cuidar la higiene y presentación personal.
- No hablar del estilo de vida swinger con quienes no hayan manifestado interés en él.
- No hacer nada que desacredite o de mala fama al estilo de vida swinger.
- Proteger el anonimato de todas las personas swinger con el mismo celo con el que se protege al propio.
- Respetar el espacio privado, familiar, laboral e íntimo propio de cada pareja.
- Respetar las citas previamente acordadas y ser claros en los propósitos de la misma.
“Cuando me preguntan ‘qué es ser swinger’ respondo que es un estilo de vida. Una forma de vivir las relaciones en pareja, que habitualmente son monógamas sexualmente. Nosotros somos monógamos románticamente pero no sexualmente. Abrimos la pareja para darle lugar a la fantasía sexual”, explica Williams.
“Mi vida privada la mantuve celosamente guardada. Si alguien me encuentra por la calle (me ha pasado) soy súper dado a conversar. No hay problema en eso. Pero en las redes sociales, o a la hora de dar una entrevista, soy anónimo”, cuenta.
Williams sostiene que esta actividad se potencia con la llegada de la primavera y el verano: “En Chile comenzaron a abrirse los clubes tras la pandemia. Lo mismo está sucediendo en Argentina”.
En relación con las personas que acuden a estos encuentros de manera solitaria, indica que son tan importantes como las parejas que le dan vida a la temática swinger.
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“Sucede que muchas parejas buscan hacer trío o una de las dos quiere estar con varias personas a la vez. Hay personas que no buscan parejas, sino una tercera persona”, argumenta.
Para Williams, no hablar del tema con extraños o propios es una de las reglas más importantes del mundo al que pertenece: “La complicidad es bonita y reaviva la llama de la pareja”.
“¿Qué se le dice a los hijos? Nada. Los jóvenes no dan explicaciones, los adultos tampoco deben hacerlo. En mi caso tengo hijos grandes y no necesitamos decirles nada. Pero la mayoría inventa un casamiento, un bautismo, un cumpleaños”, cuenta Williams.
Y concluye: “La mujer es muy respetada en el ambiente swinger. Tenemos mucho cuidado con eso. En general la gente respeta mucho estas normas. En nuestras fiestas evitamos el consumo de alcohol justamente para evitar eso. El exceso puede generar problemas”.