Muchas personas consideran que para viajar por el mundo es esencial saber inglés, y que es más fácil entrar a diferentes países con un pasaporte extranjero. Sin embargo, Fernando Calligo desde hace ocho años muestra que la realidad es completamente distinta.
Vivía en Marcos Paz, y ejerció durante un tiempo su profesión de técnico en prótesis dentales pero no estaba contento con su rutina. En diálogo con TN aseguró que “sentía que no quería pasar la vida haciendo una sola cosa” y tomó la decisión de cambiar su vida para siempre.
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En 2015 se fue del país como turista y no regresó. Armó una mochila con unas pocas pertenencias y en un cartel que lleva a todos lados, escribió su presentación: “I am Fernando, from Argentina” (”Yo soy Fernando, de Argentina”).
Durante esos años estuvo en cuatro continentes y conoció 30 países. “Como solamente hablo en español, siempre que llego a algún sitio busco grupos de latinos y a partir de ahí encuentro trabajo y alojamiento. Ya viví en más de 40 casas de familia”, le dijo a TN.
Cuando tomó la decisión de vivir viajando su entorno lo consideró “una persona inestable, sin un plan” y ahora esa imagen cambió. “Me ven bien y entienden. En estos años nunca me he enfermado. No solo estoy viviendo mi vida sino que estoy priorizando mi calidad de vida”, aseguró.
Para solventar los gastos que le van surgiendo, en algunos lugares da “charlas en español sobre el viaje” o dicta “clases de comida argentina”, y enseña a hacer asados, empanadas, y chimichurri.
“Lo que en Argentina es normal, acá es un éxito. En Estonia por ejemplo me contrataban para hacer chimichurri porque les encanta el condimento pero no sabían cómo hacerlo”, relató.
Sobre el hecho no de saber inglés, Fernando explica que “no es que no quiera aprender” sino que al hablar solamente en español logra llamar la atención y resulta ser “una persona más interesante”. “Esto me abre más puertas, la gente se acerca para conocer mi historia, me paran para sacarme fotos y siempre me ofrecen ayuda”, contó.
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Ahora tiene 40 años, y sus propias reglas para conocer el mundo. “Nunca me pasó nada malo, pero siempre elijo viajar día para sentirme más seguro y poder ver mejor a la gente. No tomo alcohol y tampoco frecuento boliches o acepto tomar tragos si me convidan”, enumeró.
Calligo sueña con poner su popio hostel en algún país y cumplir diez años viajando de la misma manera en la que lo viene haciendo. “Es posible llegar como turista a cualquier lado y quedarte. Quiero demostrar que los argentinos podemos entrar a 156 países con nuestro pasaporte y que se puede tener otra vida, solo hay que animarse a dejar el sistema al que estamos acostumbrados y alejarse de la rutina”, reflexionó.