Las situaciones entre vecinos no siempre son las mejores, pero en el ascensor de un edificio de Palermo algo casi mágico sucedió, y las mascotas fueron las protagonistas que produjeron un acercamiento entre los habitantes del lugar.
“Les voy a contar algo que pasó esta semana en el ascensor de donde vivo, un edificio de 100 años en Palermo. Una serie de acontecimientos con mensajes, intriga y michis. La llamaré La saga de Marta”, escribió el usuario de Twitter @santiidelson este miércoles en un hilo que se volvió viral.
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El usuario contó que días atrás había aparecido en el ascensor de ese edificio un cartel, “sin quejas ni reclamos”. La nota solo llevaba escrito “un pedido de cuidar a un gato aullador”.
Al día siguiente, según relató, apareció la respuesta, anónima. Se trataba de otra nota que hablaba de una gata de nombre Marta, y cuyos dueños habían estado de vacaciones. En la nota, indicaban que seguramente era Marta la que había estado llorando, a pesar de que alguien había ido a verla casi todos los días que ellos no habían estado.
El usuario siguió contando que ese mismo día a la tarde él mismo dejó una tercera nota donde pedía ver a Marta y agregó: “¿Qué era ese chat? ¿Quiénes escribían en esta red social artesanal de ascensor?” Pero para su sorpresa, luego de su nota, los mensajes se detuvieron.
Dos días después, la foto de Marta de Palermo “pensativa en una silla” apareció en el ascensor. Sus dueños la habían dejado con su edad y otros datos importantes.
“Al rato llegó una respuesta: furor por Marta y por esta nueva red social en la que el feed está quieto y scrollea el ascensor. Salí de casa contento por este intercambio improductivo y poético en un momento del mundo tan funcional. ¿Habría otro mensaje cuando volviera a la noche?”, contó @santiidelson sobre la magia que se estaba generando en el ascensor de su edificio.
Malas noticias: “un antigato entre nosotros”
Más tarde esa noche, @santiidelson se encontró con malas noticias. Alguien había quitado la foto de Marta y un nuevo mensaje pedía por el derecho a seguir posteando. “Había un antigato entre nosotros”, declaró el usuario en su hilo de Twitter.
Peor fue lo que sucedió a la mañana siguiente: “Ya no había carteles, alguien había arrasado con este canal de comunicación atípico tan diferente a las reuniones de consorcio. Alguien con oscuridad”, señaló indignado.
“Mis sospechas recaían en 3 personas: Lucy la encargada (carteles = vandalismo), Laura mi vecina de piso (quiere que el edificio se sienta de categoría) o alguien random que simplemente quiere ver el mundo arder”, enumeró el usuario sobre las posibles personas que podrían haber quitado los carteles del ascensor.
El usuario contó que decidió imprimir la foto que había sacado con el teléfono al cartel de Marta para ponerla en lugar de la original y reconstruir el chat. Y no solo eso, sino que redobló la apuesta y sumó un post de Ramona, su gata blanca, “adorable psicópata culo en estufa”.
Según narró, a las pocas horas alguien sumó a dos nuevos gatos (Noir y Micho) al “feed ascensorístico”. Además contó que, por las dudas, guardó un backup digital de todos los carteles y que, por ahora, la red está a salvo.
Como conclusión, el usuario dijo que todo ocurrió dentro de ese ascensor para tres personas, “durante una semana de muchísimo trabajo, quilombo, el país y etc” y recomendó instalar esta nueva red social en los ascensores de los edificios. También pidió a quienes lo implementen que envíen foto si lo hacen.