Arqueólogos de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) descubrieron en la provincia de Corrientes un conjunto de cerámicas que datan de tiempos coloniales y que, además, presentan propiedades magnéticas.
Fabián Bognanni y María de Haro, especialistas de la mencionada casa de estudios, determinaron que varios fragmentos de las piezas encontradas tienen esa propiedad y que la misma podría explicarse por el método de cocción utilzado y ciertas característica del suelo.
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Según publicó el diario El Litoral, Bognanni y de Haro resaltaron que la alta temperatura que se genera para cocer la arcilla y transformarla en cerámica sería la clave para comprender este fenómeno. Los investigadores indicaron que el calor es un generador y potenciador de una “magnetización remanente”, que aumenta la propiedad magnética natural de las arcillas utilizadas.
Los científicos analizaron 504 piezas de varias zonas del margen izquierdo del río Paraná, en el departamento de Itatí, e identificaron propiedades magnéticas en 33 de ellas (6,54%). Los resultados de su investigación fueron publicados en un artículo titulado “Estudio preliminar de la cerámica hallada en la costa de Itatí, Corrientes (Argentina). Caracterización y principales discusiones”, que salió en la revista científica Nailos, Estudios Interdisciplinares de Arqueología.
Los arqueólogos aclararon que para el estudio de los objetos utilizaron un simple imán cerámico, por lo que no descartan que, si se implementaran métodos más precisos, el número de piezas con esta propiedades sea más grande.
A su vez, apuntaron la necesidad de profundizar la investigación de este hallazgo para identificar si el magnetismo fue adquirido durante la cocción de las piezas o si, en cambio, se dio a partir de una transferencia de propiedades físico-químicas de los suelos de la zona.
El pueblo “caníbal” que habría manufacturado las cerámicas
Las piezas analizadas fueron recolectadas en un área de Itatí, Corrientes, donde se presume que se asentó la primera misión franciscana en la zona. Sin embargo, antes de la llegada de los españoles, esa región era habitada por una antigua aldea indígena a la que se le atribuía la práctica de la antropofagia. Una comunidad liderada por un legendario cacique conocido como “Yaguarón”.
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El mencionado pueblo aborigen fue descrito en las crónicas de Luis Ramírez, uno de los integrantes de la expedición que el explorador Sebastián Caboto llevó adelante sobre el Río Paraná en 1527. En sus textos, Ramírez escribe de los habitantes de aquel pueblo consumían carne humana e, incluso, los llama “traidores”.
Distintos analistas consideran que el pueblo del Yaguarón tuvo un vínculo cultural con distintos grupos guaraníes, pero la evidencia aún no es concreta.