En la penumbra de un galpón acondicionado como sala de cine, hay un hombre feliz. Como un mago de otro tiempo, Héctor Oscar Tallarico opera complejos aparatos con rodamientos, engranajes, celuloides y hace posible la fábrica de sueños cada vez que apaga la luz y solo proyecta un haz de luz sobre la pantalla blanca.
En la boca de ese galpón convertido en el Museo del Cine de Pehuajó gracias a su esfuerzo y talento, hay una gigantografía de Carlitos Chaplin que nos da la bienvenida. Y adentro, Oscar, que parece felizmente atrapado por una maraña inconcebible de proyectores y películas…
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Oscar juntó películas y proyectores desde los 11 años. Hoy tiene 63. En el medio, trabajó en Buenos Aires, en un banco. Pero nunca dejó de acumular cosas. Juntaba y juntaba… ¿Cómo lo hacía? En lenguaje cotidiano, de uso común… rebuscándoselas...
Maquinolas, aparatos extrañísimos, antiquísimos, lentes, visores, afiches de películas y los inconfundibles rollos de películas…. Muchas, muchísimas…
Oscar inauguró el museo del cine en diciembre de 2020, en plena pandemia. Por eso todavía no es muy conocido, ni siquiera en su pago, la ciudad de Pehuajó, inmortalizada por la figura de Manuelita, protagonista de la canción de María Elena Walsh.
Él tenía un proyecto en su vida. Su pasión es el cine, pero su ambición es que los chicos se deslumbren -como le ocurrió a él a los 11 años- con la magia del cine.
El museo es como su lugar en el mundo. Tiene aparatos extravagantes. De todo tiene Oscar. Las primeras filmadoras, las películas de los hermanos Lumiere, como “La llegada del tren”... Con estas imágenes nació el cine…
Y finalmente, a Oscar -que naufraga y hay que rescatarlo todos los días entre una maraña de rollos, manivelas y carretes- le pregunté cuánto tiempo de sus 63 años le dedicó al séptimo arte y los aparatos que lo hacen posible.
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Y él me dijo: “Toda la vida, Mario, toda la vida. Porque no es un hobby. Es mi pasión. Y las pasiones duran para siempre…”
Lo dejé en sus pagos de Manuelita, la tortuga emblemática. Y le dije que me recordaba al protagonista de una de las mejores películas de la historia: Cinema Paradiso, que cuenta la relación entre un viejo proyectorista de un cine de pueblo y su niño ayudante, que finalmente crece y se convierte en un gran director de cine.
Oscar es una mezcla de ambos, y me dijo que se siente muy orgulloso de que lo reconozcan así.
