En Cañuelas hay un fantasma y es uno que asusta de verdad. Así le dice la policía a este hombre que maneja una organización que tiene como objetivo encontrar terrenos en áreas rurales donde todavía no se hayan construido viviendas para luego avanzar en una estafa inmobiliaria millonaria.
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Una vez que “el fantasma” encuentra un lote adecuado -ninguno menor a una hectárea-, se apodera de él y pone alambrados nuevos. Sobre esas vallas se colocan carteles que anuncian que hay cámaras de seguridad y así se divide la propiedad en lotes.
Ese es apenas el comienzo... Después se venden esos lotes en Facebook. Los precios se ubican muy por debajo de los que establece el mercado y lo que se entrega no es una escritura, sino una supuesta posesión.
Para el momento en que la trampa es descubierta, “el fantasma” desaparece con el dinero, y deja un tendal: el dueño del terreno lo tiene usurpado y los compradores no tienen el título de propiedad.
La estafa se multiplica en todo Cañuelas, pero “El Fantasma”, por ahora, sigue sin aparecer.