Entre la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912 ocurrió una de las mayores tragedias marítimas de la historia moderna. Tras chocar con un iceberg, Titanic, que entonces era el trasatlántico más grande de la época, se hundió en las profundidades del océano Atlántico y dejó un saldo de casi 1500 víctimas fatales y poco más de 700 sobrevivientes.
A 110 años de aquel suceso, varias de las creencias populares que giran en torno a la historia de la embarcación no tienen un sustento real, sino que se instalaron tras la aparición de diversas películas y obras literarias. En especial, luego del estreno del film dirigido por James Cameron y protagonizado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. A continuación, cinco mitos sobre el hundimiento del Titanic.
Los mitos alrededor del Titanic: el apodo
En varias de las películas y de la literatura que abordan la tragedia del Titanic, es usual que el trasatlántico sea nombrado como “el inhundible”. En el film dirigido por Cameron, por nombrar la obra más popular, algunos de los personajes pronuncian frases tales como “ni Dios podría hundirlo” y “dicen que este barco es imposible de hundir”.
Sin embargo, lejos de ser una creencia real de aquella época, se trata de un recurso que muchos utilizaron para aportarle mayor atractivo. Así lo explicó el profesor de sociología cultural del King’s College de Londres, Richard Howells: “Es un mito retrospectivo que genera una mejor historia”.
De hecho, la extinta firma de trasatlánticos Oceanic Steam Navigation Company, más conocida como White Star Line, nunca describió como “inhundible” al Titanic, del cual era propietaria. Sí presentó al navío como “la reina del océano” y hasta destacó sus chimeneas “más grandes del mundo”.
Los mitos alrededor del Titanic: la fama
Otra de las creencias populares que giran en torno al Titanic es la idea de que la embarcación ya era famosa antes de su hundimiento. No obstante, se trata de otro mito. Aunque sí formó parte de la flota más grande, moderna y lujosa de la época, eso no despertó un gran interés en los medios de comunicación y en la población en general.
Sin ir más lejos, inmediatamente después de su hundimiento, la mayor parte de la prensa mundial no encontró material de archivo ni información adicional para completar y darle contexto a la trágica noticia.
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Recién con el correr de los días y, en gran medida, debido a la gran cantidad de víctimas fatales, la historia del naufragio del Titanic comenzó a tomar relevancia mundial. Su fama se multiplicó con la aparición de las diversas novelas y películas al respecto, en especial el largometraje protagonizado por DiCaprio y Winslet, quienes interpretaron a Jack y Rose respectivamente.
Los mitos alrededor del Titanic: el cruel oficial
William McMaster Murdoch, primer oficial del Titanic en el único viaje del trasatlántico, es uno de los tantos personajes reales que aparecen en la película de Cameron. Sin embargo, el director de cine estadounidense no se atuvo a su verdadero rol en el hundimiento de la nave, por lo que luego se vio obligado a redactar una carta de disculpas a sus familiares.
Es que, en una de las escenas del desenlace del film, Murdoch comienza a disparar contra varios pasajeros que, desesperados, intentan subirse a uno de los últimos botes salvavidas que quedaban en cubierta. Incluso se deja sobornar por hombres que buscan asegurarse un lugar en esas embarcaciones de emergencia. Finalmente, arrepentido de sus acciones, se suicida de un disparo en la sien.
No obstante, Jesús Ferreiro, director de la Fundación Titanic, explicó que se trató de un error histórico y que “Murdoch murió al saltar sobre el pescante de uno de los botes salvavidas cuyas cuerdas se habían quedado atascadas”. Tras cortar las sogas con un cuchillo y permitir el que bote se liberara, se golpeó la cabeza y tuvo una muerte instantánea.
Por eso, una de las sobrinas de Murdoch apuntó en 2006 contra Cameron: “Por desgracia, la historia que cuenta Cameron en su película es otra. En ella aparece mi tío siendo sobornado, disparando contra un pasajero, y finalmente suicidándose. Todos esos hechos son falsos y Cameron lo sabía. Incluso la productora Fox hizo una donación a la fundación que con el nombre de mi tío hay en Escocia, para reparar los daños ocasionados a su imagen y a su honor”.
Los mitos alrededor del Titanic: la última canción de la banda
Una de las escenas más icónicas e increíbles de la película Titanic es la que muestra a la orquesta tocando mientras el agua se apoderaba de cada rincón del barco. Aunque podría ser uno de los tantos recursos que Cameron incluyó para aportarle atractivo a la trama, se trata de un hecho verídico, según los testimonios de varios sobrevivientes.
En el film, la última canción que interpretan los músicos es el himno cristiano Nearer, my God, to Thee (Más cerca, oh Dios, de ti). Es que uno los pasajeros que se salvaron de la tragedia le aseguró a la prensa que así había sido. Sin embargo, varios expertos coincidieron en que esta persona había escapado del trasatlántico mucho antes de que se hundiera, por lo que es imposible que hubiera escuchado la melodía final.
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Según Louden-Brown, miembro de la Sociedad Histórica del Titanic, Cameron decidió repetir la escena de los músicos que aparece en la película A Night To Remember, estrenada en 1958 y considerada por los críticos como una de las más precisas sobre el hundimiento del navío.
Los mitos alrededor del Titanic: los tesoros
Luego del hundimiento del Titanic surgieron varios mitos respecto de los grandes tesoros que transportaba la embarcación y que habían quedado sepultados en el fondo marítimo. Sin embargo, varios expertos corroboraron que no había grandes mercancías en el trasatlántico británico.
Lejos de oro y diamantes, uno de los objetos más valiosos y famosos que había en el navío era un cuadro neoclásico llamado La Circassienne au Bain y realizado por el artista francés Merry Joseph Blondel, que valía entonces unos 2,4 millones de dólares al cambio actual.
Diversos cazadores de tesoros realizaron expediciones al fondo del océano Atlántico para visitar los restos del Titanic y recuperaron alrededor de 5.000 objetos ordinarios que, aunque antes no tenían un gran valor, ahora forman parte de una colección valuada en 20 millones de dólares, debido a su significación histórica. Entre los elementos, hay anillos, relojes, collares, cinturones, medallas, anteojos, espejos y muebles, entre otras cosas.