Tenía 25 años, los había cumplido en enero. Hacía poco que había sido padre y jamás imaginó lo que iba a pasar cuando a las 7.36 de aquel 22 de febrero de 2012 subió al Chapa 16 para reemplazar a Leonardo Andrada en la estación Castelar. A las 8.33, esa formación del tren Sarmiento, bajo su conducción, impactó contra la protección del andén 2 y causó la muerte de 52 personas y dejó heridas a otras 789. Según determinó la Justicia, él fue uno de los responsables del hecho. A 10 años de la Tragedia de Once: cuál es la situación del maquinista Marcos Córdoba.
Por lo pronto, en octubre de 2021, el ex empleado ferroviario pagó su condena. La misma terminaba el 31 de diciembre pasado, pero por haber realizado algunos cursos educativos y por su buena conducta en el penal de Marcos Paz, le rebajaron dos meses la pena.
De todos modos, Marcos Córdoba no estaba preso por la Tragedia de Once: había obtenido la libertad condicional en septiembre de 2020. El miércoles 20 de ese año, durante la mañana, salió de la cárcel de Marcos Paz, donde cumplía los tres años y tres meses de condena. Lo esperaba su abogada Valeria Corbacho.
A la salida de la cárcel, expresó en exclusiva en TN: “Estoy emocionado. Pasé mucho tiempo alejado de mi familia. La condena me pareció bastante injusta. Quiero dejar en claro que, como dije en el juicio, yo hice todo lo posible, no sé cómo dejarlo en claro, por eso fue injusta la condena. Pagué algo que no me correspondía. La cuestión es que ya estoy en libertad para poder disfrutar de mi familia. Siempre me apoyaron mi esposa, mi hija, mis papás y mis compañeros del trabajo”.
Y lamentó, en el que sería prácticamente su único testimonio a un medio: “Pensar en lo que pasó esa mañana es remover todo de vuelta, me angustia, por más que ya haya pasado mucho tiempo, me conmueve, eso algo que voy a llevar de por vida”.
El juez Jorge Gorini, del Tribunal Oral Federal 2 que tuvo a cargo el juicio oral en el cual Córdoba fue condenado, le impuso la obligación de realizar un “tratamiento psicoterapéutico de seguimiento y contención”, fijar residencia, y tuvo en cuenta que el ex maquinista presentó una oferta laboral para ocuparse del mantenimiento de una cancha de golf en un club.
Además, se aludió al informe favorable emitido en la cárcel, ausencia de antecedentes penales y “clara observancia de los reglamentos carcelarios por parte del condenado”. “Entiendo que el pronóstico de reinserción social del interno es favorable”, concluyó Gorini.
El motorman quedó preso el 5 de octubre de 2018, cuando la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena recibida en el juicio oral. Es decir que pasó casi dos años en la cárcel.
Marcos Córdoba y la Tragedia de Once: distintas versiones
Desde aquel 22 de febrero de 2012, el rol del maquinista quedó rodeado de conjeturas. Un mes después de la tragedia apareció la versión de que Córdoba había conducido borracho. Pero el estudio de alcoholemia hecho en la causa judicial dio negativo. También se especuló con que se había quedado dormido, o había estado en el corso la noche anterior -el 21 de febrero había sido el último día de feriado de Carnaval-.
Si no era eso, había estado hablando por celular. Pero no se quedó dormido, ni había ido al corso y en el análisis de los mensajes de texto enviados y recibidos y de las llamadas entrantes y salientes nada se encontró.
El también condenado ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi pidió que le hicieran estudios en profundidad. Córdoba podría haber sufrido un ataque de epilepsia, especuló. Al maquinista le realizaron monitoreos cerebrales, electrocardiogramas, radiografías y resonancias magnéticas. También fue evaluado por especialistas del Cuerpo Médico Forense en neurología, cardiología y oftalmología.
Además le realizaron análisis clínicos, de toxicología y química legal. La conclusión fue: “No se han encontrado evidencia o hallazgos de signos o síntomas de epilepsia”. Una vez que las hipótesis previas quedaron descartadas, todo se concentró en los frenos del Chapa 16, la formación de la tragedia.
Durante el juicio oral, delante del Tribunal, de sobrevivientes y familiares, explicó la manera en la que condujo el tren esa mañana. Dijo que había desactivado el sistema de hombre muerto. Los maquinistas acostumbraban a hacerlo: anulaban el dispositivo moviendo una palanca. El sistema dependía de un botón con forma de hongo. Cuando el tren estaba en marcha, el conductor debía pulsarlo en forma constante. Si el maquinista se desmayaba, tenía un ataque al corazón o sufría algún otro problema que le impedía seguir, el tren se paraba en seco.
Pero los maquinistas lo desactivaban para liberar la mano del pulsador y así usarla para rascarse, fumar o dejarla descansar. La Justicia lo encontró responsable. Distintos jueces en distintas instancias consideraron que el choque ocurrió porque frenó tarde, condujo a mayor velocidad y desconectó el sistema preventivo de hombre muerto.
Leé también: Pidieron cuatro años de prisión para Julio De Vido y ocho para Ricardo Jaime por hechos de corrupción
A Córdoba lo rescataron de la cabina en estado de shock. Había llegado a ser maquinista después de haber sido aprendiz durante tres años. También llevaba otros dos manejando los trenes eléctricos de la línea. Había heredado el oficio de su padrastro, también maquinista del Sarmiento. Ese 22 de febrero de 2012, su vida cambió para siempre.