La “Guerra de los cien años” fue una lucha intermitente que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIV y la primera mitad del siglo XV entre Inglaterra y Francia. Esta guerra comenzó porque los reyes Eduardo III de Inglaterra y Felipe VI de Francia no coincidían sobre los derechos feudales de Gascuña y todo terminó en una batalla sin fin.
La disputa comenzó en 1337 y finalizó en 1453, por lo tanto duró 116 años. En los primeros años, los ingleses ganaron grandes batallas como las de Crécy y Poitiers en 1346 y 1356, respectivamente. Los reyes que habían comenzado la guerra fallecieron en medio de la disputa: Eduardo III murió en 1377 y Felipe VI, en 1350. Durante su reinado, Carlos V, el nuevo soberano de Francia, recuperó gran parte del territorio que se había perdido en el comienzo del conflicto.
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Durante el reinado de Ricardo II de Inglaterra, entre 1377 y 1399, hubo un período de paz porque el soberano se casó con la hija del rey de Francia. Pero la guerra estalló de nuevo con la Batalla de Agincourt, en 1415, que fue ganada por Enrique V de Inglaterra.
De esta manera, Enrique V fue nombrado heredero del trono francés, pero su temprana muerte y el gobierno ineficaz de su hijo, Enrique VI de Inglaterra derivó en que asuma Carlos VII de Francia gracias a la iniciativa de figuras como Juana de Arco. Los franceses vencieron en las Batallas de Formigny y de Castillón, en 1450 y 1453, respectivamente, y así ganaron la guerra finalmente consiguiendo el control de toda Francia excepto Calais.
Las causas de la guerra de los 100 años
Los motivos de la “Guerra de los cien años” son tan complejos como el mismo conflicto porque las motivaciones cambiaron con el paso de los años e incluso en el cambio de siglo.
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Esto se debe a que también variaban los reyes de Inglaterra y de Francia; se casaban entre las familias y aparecían caudillos, entre otros motivos. Las causas se pueden enlistar de la siguiente manera:
- La toma del territorio feudal en manos de los ingleses, Gascuña (en la actualidad Aquitania, en el sureste de Francia), por Felipe VI de Francia.
- El reclamo de ser legítimo rey de Francia a través de su madre realizado por el Rey Eduardo III.
- Los intentos de Eduardo III de tomar por la fuerza territorios en Francia, proteger el comercio internacional y para ganar botín y propiedades para sus nobles.
- La ambición de Carlos V por sacar a los ingleses de los territorios feudales franceses.
- El descenso de Carlos VI de Francia a la locura y las debilitantes luchas internas entre los nobles galos.
- La ambición de Enrique V de legitimar su reinado en Inglaterra y volverse el rey de Francia a través de la conquista.