Daniel Ostropolsky tiene 71 años. Es un reconocido abogado mendocino y hace cuatro años de padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). A mediados de este año ayudó a reabrir, a partir de una emocionante carta, el debate por la eutanasia. Incluso fue fuente de consulta para uno de los proyectos que ingresaron al Congreso. Este jueves se refirió a la despedida de Esteban Bullrich del Senado: “Es un ejemplo como ciudadano, como político y como hombre de bien”, afirmó.
Entre lágrimas propias y la de decena de senadores, Bullrich renunció a su banca para dedicarse a su familia y a la lucha contra la ELA. El hasta ahora senador creó una fundación con la que buscará ayudar a quienes padecen la enfermedad.
Lee también: La historia de la conmovedora foto de Esteban Bullrich y una mujer que también padece ELA
Ostropolsky siguió la despedida desde su casa. “Es una persona admirable, con principios, que sin hacer especulaciones de beneficio personal hizo un acto que lo ennoblece. Al no sentirse en condiciones para ejercer la representación, prefirió dar un paso al costado y dedicarse a lo que en este momento él puede hacer con toda su capacidad: reforzar los vínculos con su familia y brindar posibilidades de mejoramiento en la lucha contra la ELA”, dijo en diálogo con TN.
Daniel habla con dificultad, de forma pausada, pero expresa sus ideas con claridad y absoluta lucidez. Para él, la actitud de Bullirch es un enorme aporte para visibilizar la problemática de la ELA.
“Por su forma de ser, por el prestigio y el lugar que ocupaba en el Senado, la lucha contra la ELA gana mucha mayor visibilidad. Todos los centros científicos de todo el mundo hasta el día de hoy no han podido encontrar ni siquiera cuál es la causa que determina la aparición de esta enfermedad. Pero todo suma y los esfuerzos de fundaciones como las que ha hecho Bullrich aportan un material que de indudable interés a la investigación científica”, señala.
La historia de Daniel Ostropolsky: el abogado con ELA que lucha por una ley de eutanasia que le permita morir con dignidad
“Nadie quiere morir. Nadie quiere llegar al punto de tener que decidir morir. Yo digo que quiero vivir. Quiero tener la libertad para decidir terminar, cuando llegue el momento, con una agonía estéril, inútil e impiadosa”, decía Daniel en junio, en una entrevista con TN.
Hace casi cuatro años comenzó a sentir calambres en las piernas que le provocaban un dolor intenso, por media hora, y se retiraban de repente, como si nunca hubieran sucedido. Al poco tiempo, a los calambres se sumó una pérdida progresiva de fuerza en su mano derecha.
Consultó con médicos clínicos, que sin resultados lo derivaron con traumatólogos, que sin resultados lo derivaron con un neurólogo. Finalmente llegó el diagnóstico: ELA. Hoy tiene cuidadoras que lo ayudan las 24 horas del día, y habla con sus cinco a hijos, a quienes adora, todo los días.
Daniel no tiene grandes esperanzas de que la ciencia logre encontrar muy pronto una cura para la ELA. Si tiene esperanza, asegura, de poder llegar a ver una ley que le de la libertad de elegir cuando el dolor por vivir ha hecho la vida insoportable.
En las últimas semanas se presentaron distintos proyectos legalizar la eutanasia. Uno fue elaborado por la diputada por la provincia de Córdoba, Gabriela Estévez, del Frente de Todos, y otros por el senador radical Julio Cobos, y por los diputados de la UCR Alfredo Cornejo, Jimena Latorre y Alejandro Cacace. Para este último, Daniel fue fuente de consulta y estuvo en la presentación formal de la iniciativa.
“Espero que la visibilidad de la ELA ayude a promover el necesario debate y se pueda efectuar una votación en la que todos los miembros del Congreso puedan expresarse con absoluta libertad y sin parcialidades políticas: porque esto es un tema de Estado, trasciende las divisiones partidarias”, afirma Ostropolsky.
“Que de una vez por todas se pueda consagrar el derecho a la libertad de elegir cómo quiere uno que pueda terminar con la angustia y el dolor de una agonía atroz. La iniciativa es una de las deudas pendientes el Congreso con la sociedad”, concluye.
