Manuel tiene 27 años y vive con VIH desde los 21. Se enteró al hacerse un estudio preocupacional: ya había pasado las entrevistas, incluso le habían confirmado la voluntad de contratarlo. Cuando supieron -a la par suya- que vivía con el virus, dieron marcha atrás.
La ley de Sida vigente debe proteger a quienes viven con el virus de estas situaciones, pero no lo logra. “Me habían pedido que firmara un consentimiento para el test y lo firmé porque necesitaba el trabajo”, recuerda Manuel. La ley fue sancionada en 1990, cuatro años antes de que Manuel naciera. Hoy integra la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP), una de las agrupaciones que reclama por una nueva ley que contemple los avances y aprendizajes de los últimos 31 años.
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VIH en números
El Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud estima que hay 140 mil personas viviendo con VIH, aunque el 17 por ciento no lo sabe. Los testeos suelen estar fuera de la rutina médica habitual y las campañas por el uso del preservativo menguaron en los últimos años.
La pandemia fue particularmente desafiante para quienes viven con el virus: muchos se vieron expuestos al tener que pedir trabajar de forma remota o al tramitar permisos de circulación para algo tan vital y necesario como ir a conseguir sus medicamentos. “Dependemos de las áreas de infectología y estuvieron un poquito ocupados”, trata de reírse Cecilia Rodríguez, abogada e integrante de la Comunidad Argentina de Mujeres con VIH.
Doble vulnerabilidad para mujeres
Cecilia vive con su diagnóstico hace ocho años. “Antes de integrar la red yo estaba en mi casa y no sabía que había más de 40 mil mujeres (con VIH) porque no lo dicen. Tener VIH y ser mujer es una doble situación de vulnerabilidad”, remarca. Un estudio realizado con apoyo de la iniciativa Spotlight puso el foco en esas violencias: mayores índices de violencia, culpabilización, desinformación y rechazo en el sistema de salud son algunas de las problemáticas que afectan a las mujeres argentinas que viven con VIH.
“En nuestro país ni siquiera existe el preservativo femenino”, señala Cecilia. El preservativo sigue siendo la medida más efectiva para prevenir la infección usado correctamente.
Una nueva Ley de Sida
Así como está prohibido revelar un diagnóstico ajeno, nadie está obligado a contar el propio. La confidencialidad es parte de los derechos que asisten a quienes viven con el virus. “Nos cuidamos, como deberían hacerlo todos”, remarcan.
En los últimos años el avance de la medicación llevó a que muchas personas tengan niveles indetectables, lo que quiere decir que no transmiten el virus. “Parecía imposible en los 80s cuando era una sentencia de muerte”, celebra Manuel.
Pero los obstáculos todavía persisten. “Sabemos que es una enfermedad crónica porque si tomás la medicación no te morís - concede Cecilia- pero si estas deprimida y culpabilizada, si no conseguís un trabajo que te permita pagar el colectivo, todo eso quizás hace que dejes el tratamiento. Hay muchas situaciones que influyen en la adherencia”.
Durante toda la tarde del miércoles distintas organizaciones salieron a pedir firmas para el tratamiento urgente de la nueva ley de VIH que incluye medidas contra la Hepatitis, la sífilis y la tuberculosis. Pasó ya por comisiones pero perderá estado parlamentario si no se trata este año en el recinto. Los militantes aseguran que es urgente.