La derrota del oficialismo en las PASO hizo que su casta política viera lo que está a la vista de todos hace años. Mientras los candidatos llenaron las redes de una campaña completamente bizarra, por no decir paupérrima, el electorado sufre de los problemas de siempre: pobreza, desocupación, inseguridad, hacinamiento y una falta de oportunidades cada vez más preocupante.
El partido de Quilmes, al igual que muchos otros del conurbano bonaerense, le dio un revés a sus dirigentes. En 2019, Mayra Mendoza se impuso con más del 49% de los votos ante el 43% de Martiniano Molina, que para aquel era el intendente en vigencia. Sin embargo, aquí, al igual que en el resto del país, el oficialismo perdió en distritos ganados hace dos años. Los candidatos de Juntos por el Cambio ganaron la elección con el 42,30% de los votos, más allá de que la boleta más votada haya sido la del Frente de Todos.
Lejos de la pugna por el poder del municipio y de los porcentajes en las elecciones, la gente de Quilmes sufre de una inseguridad desmedida y un índice de desocupación que crece cada vez más.
Villa Azul y Villa Itatí están divididas por el acceso sudoeste y son dos puntos críticos dentro del partido. Hay que recordar que Azul sufrió un cerrojo total en el comienzo de la pandemia para intentar controlar la situación epidemiológica. Este aislamiento no solo les imposibilitó a sus vecinos poder salir a trabajar, sino que también los dejo sin acceso a agua potable durante semanas. En Itatí, a las preocupaciones laborales se les suma la inseguridad en un barrio que históricamente fue territorio de narcos.
La mayor parte territorial de Villa Azul corresponde a Avellaneda, pero la parte que limita con el acceso sudoeste es partido de Quilmes. Esta zona denominada “El Triángulo” es la que está en peores condiciones y donde la pobreza es crítica. Los vecinos sueñan con poder irse de ahí, a pesar de tener su casa y su vida conformada. La esperanza a que su situación mejore es casi nula. Admiten que en Azul nada cambia. La recolección de cartones y metales en el carro junto a los trabajos por jornada son los principales métodos que tienen para ganarse la vida. Compran la comida del día con lo ganado ese mismo día, es decir que si no trabajan no comen. El asado es un lujo que se dan únicamente para navidad o año nuevo.
Villa Itatí es partido de Quilmes en su totalidad. La pobreza también es un problema que es eje, pero sus vecinos están más preocupados en cuidar lo poco que tienen en lugar de buscar tener algo más. El problema que parece imposible de erradicar es el narcotráfico. Las camionetas y los autos de alta gama pasean en el barrio sin inmutarse y desentonando con la precariedad de las viviendas. Cada habitante de Itatí tiene una historia para contar relacionada a la presencia de la droga en la zona.
Mientras los políticos de uno y de otro lado se siguen peleando por redes sociales, los escombros de esta Argentina inexplicable están a la vista de todos, pero los dirigentes no supieron verlos.