A lñaki Gutiérrez y Lucas Grimson los atraviesan pensamientos dispares y aspectos en común que ellos desconocían. Los dos tienen 20 años, son militantes en dos espacios políticos diferentes y guardan en su interior preocupaciones y sentimientos que son propios de su edad.
TN.com.ar los reunió en la primera entrega de DM (Dos Miradas), un ciclo de encuentros en el que se expresan disidencias y concordancias con dos invitados que vuelcan sus ideas, convicciones y pareceres bajo una serie de temáticas que les fueron entregadas por igual. Sin golpes bajos ni descalificaciones sobre el otro.
Sus biografías en Twitter los describen. Grimson es estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires (UBA), milita en Desarmarnos y La Mella y trabaja en la Dirección de Adolescencias y Juventudes del Ministerio de Salud de la Nación. “Nadie se salva solo”, indica quien expresa una mayor afinidad con el Frente de Todos.
Gutiérrez, cercano a Juntos por el Cambio, estudia Abogacía, también en la UBA, y manifiesta en dicha presentación: “Sueño con una Argentina modernizada y cada día más libre. Trabajo todos los días para alcanzarla”. También se exhibe como “conservador” y “anticomunista”.
El primer contrapunto se produjo en relación con la licitación de los 10.000 penes de madera que el Ministerio de Salud de la Nación planeaba utilizar como herramientas de promoción y educación para prevenir enfermedades de transmisión sexual. A pesar de que finalmente dicha posibilidad se derrumbó, Gutiérrez sostuvo: “A mi me parece que, si bien la compra es objetable de por qué son de madera pulida o cuánto costaron, la educación sexual es importante, uno tiene que saber cómo ponerse un preservativo. Me llama la atención el precio y cómo se dio la licitación”.
Grimson, contestó: “Creo que es importante para pensar esto que esos penes de madera son una herramienta para la implementación de la educación sexual. Sirven para enseñar a cómo ponerse un preservativo, se generó un escándalo bastante grande. Que a esta altura haya tanto tabúes al hablar de sexo y al enseñar a cuidarse, es preocupante. Me preocupa que sea tan escandaloso que haya una herramienta para simplemente enseñarnos a saber cómo ponernos un forro”.
Tampoco lograron coincidir en cuanto al manejo de la pandemia por parte del gobierno nacional. Grimson opinó: “Me parece que hay algunos puntos para destacar: primero que comparando con otros países, es necesario tener en cuenta que nuestro sistema de salud, gracias al esfuerzo de los profesionales de la salud, de todes les trabajadores de la salud, nunca llegó a colapsar por completo”.
Luego agregó: “Segundo, importante remarcar también el rol de gran parte de la población, que cuando desde la comunidad hicimos un gran esfuerzo por cuidarnos, la situación mejoró. Y por último creo que es importante decir que el plan de vacunación para salir de esta pandemia está avanzando cada vez más rápido y el Gobierno logró muy buenas adquisiciones de vacunas, en un contexto global de escasez de vacunas”:
Gutiérrez fue tajante en su observación al respecto: “A mí me parece que el Gobierno manejó desastrosamente la pandemia. Me parece que es una vergüenza, empezando porque el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, tuvo que renunciar al cargo de ministro de Salud por haberse robado vacunas, haber vacunado en su misma oficina a personas que se estaban salteando la lista, cosa que me parece prácticamente criminal. Yo creo que Ginés González García debería estar preso”.
“Hoy, qué sé yo, hay más de 125 mil comercios cerrados, hay más 10% de desocupados, más de 45% de pobres. Me parece que, cuando se habla del manejo de la pandemia en general, uno tiene que intentar analizar todos los aspectos y me parece que en esto el Gobierno falló escandalosamente”, continuó Gutiérrez.
Lenguaje inclusivo: ¿por qué si o por qué no?
“A mi me parece que hay un lenguaje universal, que digamos uno aprende al nacer, que yo siento que sí engloba a todos. Entiendo que haya gente que no se sienta representada, pero lo que planteo es que para lo que sea un documento, un examen, cualquier cosa que tenga una validez legal, el lenguaje tiene que ser el lenguaje oficial, que es el castellano con sus pronombres, que aprueba la RAE, que es el que nosotros entendemos”, dijo Gutiérrez.
“Ahora bien, si Lucas quiere irse de acá (o acá mismo está hablando en lenguaje inclusivo, yo no tengo ningún problema) con sus amigos y hablar en lenguaje inclusivo me parece perfecto. Creo que en el seno privado la gente tiene que gozar de plena libertad para hacer lo que quiera. Si entiendo que tenemos que ponernos de acuerdo en ciertas normas y esas ciertas normas me parece que es la de hablar un lenguaje que aprendemos cuando somos chicos. Tengo 20 años y lo escucho bastante, no me llama la atención, lejos está de incomodarme. No lo usaría, no lo uso y no creo usarlo”, agregó el joven.
Grimson indicó: “Creo que está bueno partir de la base, más allá del lenguaje inclusivo incluso, de que no hablamos todes igual. Digo, podemos hablar dentro del español de muchas formas diferentes, pero incluso dentro del castellano específico para ir a lo más puntual, que por ahí hablamos en la ciudad de Buenos Aires, también hay muchas formas de hablar distintas en la vida cotidiana. Yo nunca que vi que alguien que promueve el lenguaje inclusivo, o una institución que lo promueva, quiera imponérselo a todes como un uso obligatorio. Por el contrario, sí vi muchos intentos de prohibir el uso de lenguaje inclusivo”.
Y completó: “Está bueno remarcar que estos cambios se hacen desde abajo hacia arriba. Y por otro lado también que hoy hay muchísimas instituciones, especialmente educativas, que reconocen la posibilidad (es la palabra importante) de usar el lenguaje inclusivo. Facultades de la UBA y otras instituciones en otros lugares del país”.
Redes sociales: ataques, hostigamiento y la cultura de la cancelación
Tanto Grimson como Gutiérrez aseguraron que manejan sus redes sociales. El primero prefiere Instagram y el segundo, Twitter.
En relación a las descalificaciones, insultos y hostigamientos que sufrieron en diferentes ocasiones, Grimson indicó: “Me parece que lo más importante en relación a esos ataques es tener en cuenta no solo los ataques que me pueden hacer a mi, sino muchos que le pueden hacer a otras personas. Como los que le hicieron a Ofelia Fernández. En general están muy vacíos de contenido, no son ataques que planteen un debate de ideas. Me parecería un problema plantear un debate de ideas con ataques”.
Gutiérrez: “A mi la gran crítica que se me hace desde que empecé es que soy una mujer. Hay muchas mujeres que me tratan de mujer y me causa gracia. Es muy difícil de explicar, porque es como si fuera un insulto. En eso estoy con él, es muy básico. Vos lo ves y decís ‘esto no puede estar redactado por un chico que tenga más de 9 años’. Y ves gente de 35 o 40 años. También me dicen mujer lesbiana. No entiendo muy bien la lógica. La verdad es que es muy pobre, muy pobre. Me da risa”.
“¿Pero qué te dicen, que tenés pelo de mujer?”, le preguntó Grimson. Gutiérrez respondió: “No, como tenía el pelo largo soy ‘la lesbiana macrista’, porque se supone que las votantes de Juntos por el Cambio son señoras mayores con pelo largo rubio”. Grimson, incrédulo, volvió a consultarle: “¿Y son lesbianas? Rarísimo”.
“La parte lesbiana es bastante interesante de analizar porque no lo entendí nunca, lo de mujer sí entiendo de dónde sale. Me parece que se paga hoy -innecesariamente e ineludiblemente- el tener una opinión y el tener las cosas claras. Por lo menos para unos, se paga. La gente necesita expresarse siempre, y la mayoría de las veces lastimando. Ya lo tomé como algo que va a pasar siempre”, señaló Gutiérrez.
“Yo nunca me voy a conformar con que la violencia sea la forma de expresarse. Cuando veo que atacan a otra persona inventando cosas me duele. Y creo que la verdad no nos podemos conformar con que la forma de expresarnos en la vida, o particularmente en las redes, sea a través de la violencia”, agregó Grimson.
Los jóvenes también fueron invitados a debatir sobre la cultura de la cancelación en las redes sociales.
Gutiérrez: “Es algo que a mí no me gustó nunca. A veces uno tiene que mostrar es inocente antes que se demuestre por qué es culpable. Voy a ir a un ejemplo, Dios quiera que no se malinterprete, no estoy alegando por la inocencia de él, vamos al caso de Juan Darthés. ¿Es inocente o no? No importa, ya está canceladísimo. Más allá del proceso que ahora arranca, que el tipo se haya ido a otro país y lo demás, me parece que esto de hacer primero el escrache y luego la investigación, está mal planteado”.
“¿Pero por qué pensás que se hizo de esa manera?”, le consultó Grimson.
“No planteo si está bien o mal visibilizarlo de hacerlo de manera, sino que se visibiliza con un fallo emitido por la persona como si fuese autoridad competente. Si vamos a tener que encarcelar gente por los escraches que se hacen en Instagram, estamos en la B. Tenemos convenio de extradición con Brasil. Con los violadores soy tajante: tienen que estar presos toda la vida porque es un enfermo mental, crónico e irrecuperable”, contestó Gutiérrez.
“Yo creo que el punitivismo nunca es la respuesta. Trabajar con las personas denunciadas es algo fundamental”, sostuvo Grimson, y su respuesta dio lugar a que Gutiérrez le preguntara: “¿Vos decís trabajar con los violadores?”. “Trabajar sobre lo que hicieron”, respondió. “No, para mí no hay trabajo que haya que hacer sobre eso”, insistió Gutiérrez.
“Es indefendible. Obviamente pensarlo por fuera del punitivismo no es defender a ese tipo de acciones ni a esas personas denunciadas, pero creo que es necesario para poder también generar un cambio. Porque estos temas también tienen que ver con el mundo general. Y son temas para abordar desde las relaciones. No es un problema individual”.
“Para mí, la única manera de perder todo tipo de derecho, de categoría de persona, es ser un violador”, concluyó Gutiérrez.
Al cerrar el debate, ambos se saludaron con el puño y se pusieron los barbijos. “Iñaki ¿te parece si intercambiamos teléfonos?”, preguntó Lucas. Y así lo hicieron.
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