“¿Mili va a estar dentro mío? ¿Cómo papá?”, le preguntó Kevin a Alejandro cuando se enteró de que Milagros, su hermanita de 2 años sería la donante de médula ósea que necesitaba para seguir dándole batalla a la enfermedad contra la que viene peleando desde hace tres años.
Kevin tiene cinco años y a los dos, sus papás recibieron la noticia de que tenía leucemia linfoblástica aguda. “Cuando nos dieron el diagnóstico, nos tomó por sorpresa La verdad, nos costó mucho entender qué era esa enfermedad y aceptarla”, explica Alejandro del Valle a TN.com.ar.
El nene fue diagnosticado en la ciudad de Iguazú en 2018. Desde allí, los derivaron a Posadas, donde - según explica la familia - era el único lugar donde se podía tratar la enfermedad en Misiones. “Iniciamos el tratamiento de quimioterapia. La primera vez quedó internado 28 días, eso pasó en el mes de agosto, justo después del nacimiento de Milagros, la hermanita”, recuerda Jessica, la mamá.
Después de dos años y medio de ese primer tratamiento en Misiones, Kevin tuvo una recaída. “Suele pasar en los chicos con leucemia y en los niños como a él, le volvió la enfermedad en la médula espinal y en los testículos. Lo derivaron a Buenos Aires en ambulancia”, afirman los papás.
Toda la familia viajó entonces a la Ciudad de Buenos Aires para sacarse sangre con el objetivo de ver quién era compatible y podía ser el donante ya que inevitablemente iba a ser trasplantado: “Milagros, que tiene dos años, y la bebé de seis meses son compatibles ciento por ciento con su hermano. Por un tema de peso, los médicos decidieron que la donante fuera la más grande”.
El contexto de la pandemia
El proceso para realizar el trasplante es bastante sencillo una vez que se tiene a la persona donante, pero hubo varias demoras hasta que finalmente pudo realizar la transferencia. En marzo, cuando iban a realizarle la extracción a Milagros, la nena dio positivo de coronavirus y toda la familia tuvo que aislarse durante más de 20 días.
Una vez que tuvo el alta y que el resto de la familia no presentaba riesgo de contagio, los médicos comenzaron a realizar todos los preparativos para que se hiciera la extracción y trasplante de médula entre los hermanos.
Un verdadero acto de amor
Junto con la alegría de saber que Mili iba a poder ser la donante de Kevin, los papás tenían miedo de que ella sufriera algún riesgo, pero los médicos le explicaron que era solamente una extracción y que a las pocas horas la nena iba a estar bien.
Kevin por su parte, preguntó cómo era posible de que su hermana fuera a estar dentro de su cuerpo y su papá Alejandro le explicó que en realidad, era solo una partecita de Mili: “Te van a poner la médula de ella y eso te va a ayudar a que salgas adelante y te mejores”. La respuesta del nene fue inmediata: “Ahh, entonces le voy a agradecer”, aseguró el nene de cinco años.
“Después del trasplante, comienza el proceso mediante el cual las células tienen que destruirse al ciento por ciento. Él tiene que generar con esa médula de la hermana células nuevas”, advierte el papá quien cuenta que por suerte, a los 37 días le dieron el alta a Kevin.
La alegría fue doble para la familia, el trasplante había salido bien y Kevin fue dado de alta: “Nadie esperaba que fuera en tan poco tiempo, ni los médicos. La médula fue muy bien aceptada por el organismo”.
El día que salió del hospital, lo primero que hizo fue darle un abrazo a su hermana a quien le agradeció por ayudarlo a recuperarse. El tratamiento aún no terminó y en principio, quedan unos meses por delante de controles: “Si todo sale bien, tendrían que venir a control a partir del año que viene una vez por mes, por eso es que aún no decidimos si regresaremos a Misiones o si nos vamos a quedar en Buenos Aires”.
Los papás están muy emocionados por los primeros resultados tras el trasplante y confían en que su hijo saldrá adelante. Para ellos, es necesario que Kevin siga el tratamiento mínimo de seis meses con medicación y los controles en el Garrahan: “Si bien, a nivel médico, no tenemos gastos, lo cierto es que tuve que renunciar a mi trabajo para viajar y pese a que hago algunas changuitas, los gastos para vivir son muchos”.
Antes de que vinieran a Buenos Aires, hubo una gran movida solidaria a través de las redes sociales por la cual la familia obtuvo el dinero suficiente para viajar. Ahora, al no saber cuánto tiempo más deberán permanecer en la ciudad es que la familia comparte una mail de contacto para que quienes quieran colaborar, pueden hacerlo escribiéndoles a aledelva2211@gmail.com.