Es un hecho inocultable en esta pandemia. Los hospitales están generando tres o cuatro veces más de residuos patológicos con relación a años anteriores. Esto tiene relación directa con el descarte de material sanitario y de protección del personal y con la atención a los pacientes con coronavirus. Esto pasa en todo el mundo y la pregunta es obvia, ¿en la Argentina estamos tratando como corresponde esa basura hospitalaria?
Lo que está pasando en el hospital municipal Nuestra Señora de Luján responde, en parte, a esa pregunta.
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Nosotros pudimos comprobar que en la zona del estacionamiento del hospital, ubicado a pocas cuadras de la Basílica más importante del país, la basura patológica forma una montaña a cielo abierto a la mano de cualquiera. El galpón donde se acumula esta basura, literalmente, colapsó. Es tanta la cantidad de bolsas que las puertas están abiertas y los desechos llegan hasta los alrededores. Para tratar de ocultar esta realidad se puso adelante de la montaña de residuos patológicos una ambulancia que no funciona, y una estructura metálica tapada con una lona. Esa es la manera de intentar ocultar lo inocultable.
Las bolsas de residuos peligrosos son fáciles de detectar en un centro de salud. Esas bolsas que marcan el peligro de su contenido son de color rojo. Estas bolsas donde, en muchos casos, se puede llegar a ver sangre en su interior se acumulan a metros de los pacientes y a la vista de los vecinos que viven enfrente del hospital.
Ante las denuncias, las autoridades municipales y del hospital reconocen la situación y argumentan que se trata de un problema con la empresa que tiene que retirar los residuos patológicos. Problema que estaría por solucionarse en las próximas semanas. Donde no se ponen de acuerdo los denunciantes y la municipalidad de Luján es en los tiempos. Para los primeros esta realidad se da desde hace años y ahora ha empeorado. Para los funcionarios del intendente Leonardo Boto esta situación se complicó hace solo dos semanas. Más allá de los tiempos, que esto esté pasando es vergonzoso, peligroso e inaceptable.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que los residuos patógenos deben ser almacenados en áreas a las cuales solo tenga acceso el personal autorizado. De tal modo se evitará exponer a los pacientes y al público en general a peligros innecesarios. A la vez, la Ley nacional 24.051 califica peligroso a todo residuo que pueda causar daño directo o indirecto a seres vivos o contaminar el suelo, agua, atmósfera o el ambiente en general.