Esta pandemia está dejando dolores irreparables, seres queridos que ya no están, angustias que serán difíciles de superar.
Pablo acaba de perder al amor de su vida. Junto a Marcela compartió 19 años y desde hacía seis vivían la alegría de criar y amar a Ignacio, su primer hijo. Esa alegría se había multiplicado cuando recibieron la noticia del nuevo embarazo. Esta vez, venían dos en camino, los mellizos Ana y Francisco. Todo era planes, proyectos, preparativos, pero Marcela se contagió coronavirus y esa torre de alegría se fue derrumbando de a poco. Su cuadro se fue agravando día a día.
El 21 de abril Marcela fue ingresada a terapia intensiva y fue intubada. Fue la última vez que habló con Pablo. “Estoy muy preocupada por los bebés, tengo mucho miedo por ellos”, le confesó a su marido con mucha angustia.
Los médicos decidieron practicarle una cesárea para intentar salvar a los mellizos que solo tenían casi seis meses de gestación. Los bebés nacieron con muy bajo peso pero iban adelante. Marcela seguía en terapia y cuando la sacaron del coma, no despertó. El coronavirus le había producido secuelas neurológicas irreversibles. Ella murió a los pocos días y Pablo sintió que se le venía el mundo abajo. Sin embargo, sus tres hijos lo obligaban a no caer, a pesar del dolor insoportable.
“Lo que más triste me pone es que no pudo conocer a sus bebés. Ella estaba intubada”, recuerda Pablo, todavía con el dolor a flor de piel. Aún así, sabe que Marcela los guía y les da las fuerzas para seguir adelante: “Ella está con nosotros, no tengo dudas de que nos está acompañando”.
Fueron pasando los días y Juan Patricio se enteró de la historia de Pablo. No lo conocía y todavía no lo conoce. Juan Patricio también acababa de ser padre de gemelas y se puso al hombro una campaña para ayudar a Pablo. Primero grabó un video que se hizo viral y después se contactó con Malena Stein para que coordinara la recepción de la ayuda.
Pablo está recibiendo muchas cosas pero, fundamentalmente, está recibiendo el amor necesario para reconstruirse y encarar el futuro con esperanza. Sus tres soles, y su ángel del cielo, son su piedra fundamental para no bajar los brazos y salir adelante.