La mítica e histórica heladería “El Vesubio” cerró sus puertas en forma definitiva por la pandemia. En plena Avenida Corrientes y fundada en 1920, fue el lugar de encuentro de poetas, tangueros, deportistas y artistas.
Alfonso Cositore y su esposa abrieron sus puertas en la “avenida que nunca duerme”, entre Libertad y Cerrito. Por su mostrador y sus mesas pasaron Carlos Gardel, Juan Manuel Fangio, Luis Sandrini, Alfredo Palacios y Jorge Luis Borges, fanático de la frutilla a la crema. Y Gardel, con su helado de limón..
Más allá de los gustos, cremas y sabores, el lugar también recibió un regalo musical: Horacio Ferrer le dedicó una estrofa del recitado en el tango “La última grela”, que musicalizó Astor Piazzola.
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La familia Cositore, que introdujo en el país la primera máquina manual para fabricar helados, inauguró en los comienzos del siglo la heladería, la primera de la Argentina. En aquel entonces, dos personas debían operar la manivela de un gran cilindro de cobre que, rodeado de hielo y sal, prescindió de la energía eléctrica para fabricar los helados.
En 1920, para asegurarse la actividad del local durante todo el año, ampliaron su rubro a confitería, sirviendo chocolate con churros y pastelería. El local, también fue escenario para múltiples actividades culturales: muestras plásticas, presentaciones de libros y homenajes. Fue declarado sitio de interés cultural por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires en 2006.
Las paredes de su salón estaban revestidas con paneles de roble tallados a mano. En sus vitrales, uno tenía la leyenda El antiguo Vesubio y el otro, reproducía al célebre volcán napolitano que cubrió de lava la ciudad de Pompeya, en Italia.
Por las mesas de El Vesubio también pasaron Tita Merello, Hugo del Carril, Julio De Caro, Pinky y Susana Rinaldi, entre otros.
Sus dueños luego la vendieron y el último propietario fue Mariano Marmorato. En los últimos años, El Vesubio hizo de todo para sobrevivir, tenía shows de tango y hasta peñas.
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El presidente de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya), Gabriel Fama, explicó que la pandemia aceleró en muchos casos el cierre de los locales que ya venían golpeados por la cuestión económica del país. En especial, los locales del centro porteño, que resultaron afectados por la ausencia de gente en los teatros o simplemente profesionales y trabajadores que realizaban sus tareas en toda esa zona.
“Dependiendo la zona, tuvimos entre un 20% y 40% de menores ingresos”, dijo Fama, y explicó que la materia prima se encareció “muchísimo” en este último tiempo. “El chocolate, con el que hacemos la cobertura o el granizado, aumentó 88% en un año”, dijo.
El presidente de la asociación reconoció que la asistencia de los ATP y la exención de ingresos brutos en la Capital Federal, “fue una ayuda”, pero ahora analizan solicitar otras medidas como reducción del IVA e impuestos municipales.
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Puntualmente sobre la heladería El Vesubio, Liliana Munini, gerenta de la Asociación de Comerciantes de la avenida Corrientes, confirmó: “El Vesubio venía mal desde antes de la pandemia, intentó vender el fondo de comercio y no pudo”.