Además de una rica comida, y una muy buena compañía, una hermosa mesa puede realzar –y mucho- una celebración. La decoración da la bienvenida y brinda un clima de calidez a los invitados.
Podemos lograr una linda ambientación sin necesidad de comprar una batería de productos nuevos. Con algunas ideas prácticas, vas a lograr armar un espacio tan encantador como acogedor.
En primer lugar, sé creativo. La opción fácil es tomar como base los colores verdes y rojos, pero podés incorporar detalles de otras tonalidades en copas, candelabros, o servilletas, como plateado o dorado. Lo importante es mantener una misma línea de colores que combinen con el ambiente en el cual nos encontramos.
Una buena opción es pensar en el color de los platos para armar el look de la mesa. Por ejemplo, si tenés vajilla blanca, se puede poner un plato dorado debajo para que el color resalte.
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Acomodá los cubiertos de forma correcta. Recordá: de afuera hacia adentro conforme se vayan utilizando para cada plato y el filo del cuchillo del lado de adentro.
La altura es un detalle a considerar. Muchas veces, en el intento por lograr un espacio más “decorado” incorporamos portavelas, floreros y centros de mesa que pueden tapar la vista de los comensales y entorpecer así una conversación. La idea es incorporar elementos que le den color y texturas pero que sean bajos y pequeños, especialmente en mesas más chicas.
Ojo con las flores porque si bien pueden quedar muy lindas y decorativas, si tienen un aroma penetrante pueden ser molestas durante la comida.
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Si utilizás velas, podés jugar con los colores. Por ejemplo, podés usar blancas, rojas y verdes, pero al igual que las flores es aconsejable que no sean aromáticas. Una buena idea sería ubicarlas en un candelabro o en un portavelas que combine con la decoración.
Para no opacar todo el conjunto decorativo, sería conveniente utilizar un mantel liso que le da mayor versatilidad a toda la combinación. Una opción puede ser incluso usar individuales que aporten más vivacidad.
Si la mesa es larga, es importante distribuir los líquidos y canastas de pan para que sean accesibles para todos los comensales y no deban pararse cada vez que necesiten servirse.
Y si hay varios invitados, es aconsejable personalizar cada lugar con algún pequeño adorno con el nombre de cada uno para identificar el sitio dónde van sentados.
Recordá: menos es más. Es preferible que la mesa quede un poco más vacía antes que sobrecargada de accesorios que estorbarán al momento de servir. La sobriedad es elegancia.
