Que si, que no. Que en diciembre, que en enero. Que para todos, que para los menores de 60. Durante toda esta última semana Rusia y Argentina cambiaron una y otra vez las versiones sobre la vacuna Sputnik V. Hubo marchas y contramarchas.
En el medio está todo un país que ahora depende solo de esa vacuna. Porque el resto de las farmacéuticas no acordaron o todavía no la tienen aprobada. La incertidumbre fue la sensación de todos estos días. Y si algo es claro, no es lo mejor que puede pasar cuando se trata de la salud. La confianza en la vacuna recibe un golpe tras otro cada día que pasa.
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“El laberinto en el que se ha metido el gobierno con las vacunas contra el COVID subieron a la tapa de los diarios a Vladimir Vladimirovich Putin”. Así arranca esta historia de Mario Markic.
Los contactos entre el gobierno argentino y ruso por la vacuna. La ya lejana foto de Cristina con una delegación en argentina. El viaje “secreto” de Carla Vizzotti. Todo esto fue el punto de partido de partida de una negociación novelesca plagadas de puntos grises.
“Putin, junto con el presidente Alberto Fernández han llevado adelante una caudalosa cascada de anuncios y desmentidas”, lo describe Mario.
También relata el pasado del actual presidente como agente secreto de la KGB. Mario lo define como “un presidente muy popular y populista que está muy orgulloso de que su país siga siendo potencia y tenga vínculos muy estrechos con los gobiernos populistas de Latinoamérica”.
La caía del acuerdo con Pfizer hizo que la Sputnik V se transforme en la única esperanza a corto plazo de la llegada de una vacuna.
El líder ruso prometió proveer vacunas a bajo costo y el gobierno argentino compró rápidamente la oferta. Alberto Fernández hizo una video conferencia con Putin. Ahí aparecieron las primera promesas traducidas en números. El Presidente argentino anunció 300 mil vacunados antes de fin de año y 10 millones entre enero y febrero. Primero dijo que no se vacunaría, después que sí y ahora dice que va a esperar a que Putin lo haga.
Porque Putin inauguró le puso el moño a esta semana diciendo que la vacuna no era segura todavía para mayores de 60 años. Precisamente uno de los grupos de riesgo.
“Entonces, la Casa Rosada se puso pálida, porque a todo esto los motores del avión que las va a traer desde Rusia ya está con las turbinas encendidas y hasta Biró dio el ok para que pueda volar sin problemas”, relata Markic.
Mario se pregunta cómo seguirá esta novela. Y la verdad es que por el momento no puede haber precisiones. Porque lo que se dice hoy, cambia mañana. Esta historia continuará...