Two And A Half Men fue una sit-com (comedia de situaciones) americana de gran repercusión y muy premiada, creada por Chuck Lorre y Lee Aronsohn (también sus autores).
Hasta la octava temporada, fue protagonizada por Charlie Sheen (Charlie Harper, un soltero alcohólico y mujeriego, compositor exitoso de jingles comerciales para televisión, que vive en Malibú), el que alberga obligadamente en su casa a su hermano Alan Harper (Jon Cryer) que acaba de divorciarse, quiropráctico, y a su hijo (sobrino de Charlie) Jake Harper (Angus T. Jones).
El elenco estable se completa con Berta, el ama de llaves, (Conchata Ferrell), Judith, exesposa de Alan (Marin Hinkle), Rose, vecina acosadora de Charlie (Melanie Lynskey), Evelyn, madre de Charlie (Holland Taylor) y Herb, nuevo marido de Judith (Ryan Stiles), entre tantos más.
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Cambio de protagonistas
En la novena temporada, el actor Charlie Sheen fue despedido por sus problemas de alcoholismo y por insultar al productor Chuck Lorre, y reemplazado por Ashton Kutcher, que hizo el papel de Walden Schmidt, un joven magnate de la informática que compra la casa de Charlie Harper y sigue alojando a Alan y su hijo.
El ciclo tuvo 12 temporadas y 262 episodios entre los años 2003 y 2015. Los guionistas acabaron con el personaje de Sheen supuestamente arrollado por un vagón de subte, con el fin de dar entrada al nuevo protagonista, interpretado por Ashton Kutcher.
El encanto de la serie se perdió con el alejamiento de Charlie Sheen, el que jugaba un contrapunto sumamente gracioso entre su forma de ser desestructurada y frívola en comparación con la de su hermano mucho más formal y escrupuloso. Berta no era una mucama amable y servicial, y tenía mal carácter, y les decía las cosas sin filtro a sus empleadores, y Evelyn no era tampoco la madre ideal.
Los diálogos remate eran acompañados por risas grabadas que acentuaban el humor de cada inteligente intervención de los personajes.
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Sarcástica, satírica, genial marcando las dudas y debilidades masculinas, Dos Hombres y Medio fue un programa que marcó un hito en la historia de la televisión americana, en el que participaron como invitados infinidad de importantes actores y actrices. El mejor de sus premios es el recuerdo de los televidentes y el deseo de que vuelva a filmarse con los actores originales alguna vez.
