En su novela 1984, George Orwell imaginaba un futuro cercano en el que las paredes de las casas iban a ser pantallas. Y pensó un gobierno autoritario que vigila la vida íntima de las personas para prevenir desobedencia. La realidad actual es diferente, pero lo que sí es cierto es que los ojos de los televidentes se convirtieron en las cámaras voyeuristas de Orwell: no pueden evitar mirar la vida de otros a más no poder.
Gran Hermano, como todos los realities, enfatiza este deseo de observar. Y ¿qué es lo que más nos fascina encontrar? Los productores lo saben bien: la exhibición de lo más íntimo. ¿Qué es esto? La desnudez, el llanto, las relaciones sexuales, las traiciones, las mentiras.
Ayer, de la nada, una de las participantes de la edición actual, la chica de 18 años Victoria Irouleguy gritó “¡Tengo ganas de ponerme en bolas! ¡Para todos mis fanáticos!”, y tiró el corpiño de su bikini al pasto. Su topless fue televisado en vivo y repetido hasta el hartazgo, como símbolo de su “frescura” y “espontaneidad”.
Otro de GH 2012 que mostró todo a las cámaras fue Ezequiel, que se cambió de calzoncillo sin taparse, con total impunidad. El año pasado, otra rubia, Rocío, se cansó de bañarse con malla y se sacó todo para pegarse una ducha.
Ni hablar del sexo explícito frente a todos: a menos de una semana de entrar en el juego, Victoria y Ezequiel ya se estaban revolcando debajo de las sábanas. Es una de las constantes desde aquel primer Gran Hermano en Argentina en 2001, cuando Tamara Paganini se convirtió en personaje durante los 112 días que pasó en el juego y le enseñaba a sus compañeras a practicar sexo oral. Y luego se difundieron videos de ella bailando muy sexy en un boliche.
También hubo casos de aventura sexual mezclada de traición. La joven Melisa, hace unos años, fue capaz de engañar a su, en ese entonces novio, Sergio Denis a pocos días de entrar a la casa. Y son muchos los que entran de novios y salen solos, o con nueva pareja.
Las historias son interminables, y no se reducen a lo que pasa dentro de las cuatro paredes de la casa. Una vez que salen, la mayoría de las mujeres se convierten en tapa de revistas eróticas, para seguir mostrando el costado sexual del asunto.
De la edición 2011, cuatro de las chicas aparecieron en Playboy y Hombre. Podés mirar las fotos de Rocío, Coty, Ariana y Natalí. La que más prensa consiguió fue la ahora novia de Ricardo Fort, Claudia Ciardone, que salió de la casa y volvió a entrar y, en el medio, pegó Playboy.
Parece que habrá más de mujeres y hombres sueltos de cuerpo en Gran Hermano. Si no se desnudan, tendrán sexo. Si no se acuestan, irán a complotar en contra de otros. Si no traicionan, recordarán una dolorosa vida pasada. Si no tienen nada de esto, entonces los nominarán porque con ellos no tiene sentido pispear por las paredes orwellianas. De todos modos, todos conocen las reglas del juego y harán lo imposible para seguir estando.