Hoy a las 21 en NÜN Teatro Bar se estrena Como meterse al mar de noche, un recital performático que pone en el centro de la escena el dilema social que implica cuidar. Escenas con humor, poesía y música en vivo, cuentan la contradicción de maternar en esta sociedad y nos preguntan sobre la responsabilidad colectiva de criar.
En diálogo con TN Show, Sol Bonelli, Florencia Albarracín y Victoria “Toia” Cestau hablaron de lo que representa esta obra que busca generar debate en torno al rol de cuidar.
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-¿Qué es lo que quisiste contar en Cómo meterse al mar de noche?
Sol: -Como meterse al mar de noche es una obra con música en vivo que habla sobre la problemática de cuidar y criar en esta sociedad, es una performance musical porque no solo hay actuación y música sino también mucha interacción también con el público.
Es un poco una puesta en escena de algo que me atraviesa a mí personalmente y creo que a muchas mujeres y personas que cuidan en general, que es qué pasa con las personas que cuidan, cómo encajarlo en una sociedad que es cada vez más una vorágine de producción y bueno... los bebés, los enfermos o las personas viejas que necesitan ser cuidadas se escapan de esa fórmula entonces un poco con humor y con poesía es plantear esa cuestión sobre la escena.
Creo que es como una piedra fundamental en estas épocas hablar de esto porque se nos está llevando un poco puesta a la humanidad esto de ser tan... medio máquinas, ¿no? estamos muy cerca de las máquinas y siento que nos está como corriendo de eso y qué pasa, en la maternidad se hace muy patente, si te des de repente un hijo que tenés que cuidar y es como que en la sociedad mucho cargo no se hace porque tenemos licencias muy cortas entonces un poco algo de ese desborde y de esa exigencia, llevar la escena, reírnos un poco y cuestionarnos, ¿no? a partir de eso, de la risa, de la música, de la poesía, para mí el arte siempre es una herramienta de transformación así que acá está.
-Me quedo con lo que dijiste, que hay mucha demanda con respecto al cuidado, es uno de los trabajos más importantes, ni hablar que la maternidad es algo que nadie te paga, ¿no?
Toia: -Sí, sí, como que se naturaliza una tarea que en realidad lleva mucho tiempo, ¿no? y también lleva mucha sensibilidad, mucha carga mental. Cuando tenés varios hijos también cada hijo tiene su demanda particular todos los hijos son diferentes y entonces eso también está puesto y bueno, está este personaje, esta mujer que también necesita volver a trabajar, cómo se inserta, cómo se incorpora, todo lo que le pasa a nivel por lo menos emocional que es mi trabajo desde la actuación que a mí me interpela mucho eso, ¿no? y poner también con humor y con rima y con música todas estas emociones que hay que abrazarlas a todas pero también tenemos que poder decirlo para compartir estas responsabilidades.
-Me imagino también el desafío de querer hablar sobre algo de lo que se habla mucho. La maternidad está generalmente cruzada en cualquier historia y qué contar nuevo con respecto a la maternidad, ¿no?
Sol: -Me parece que en ese sentido la obra va de lo personal a lo colectivo, que ahí tiene una vuelta de tuerca porque a veces hablamos de la maternidad como en términos personales de “Ay, qué desbordada puedo llegar a estar”. Es una persona que cuida o que materna, pero no hablamos de la estructura, el contexto en el cual se hace, que no siempre fue así.
Me parece que está bueno desnaturalizar y decir “Che, esto está dado ahora, pero no siempre fue así”. Leí muchos libros al respecto cuando escribía. Primero: estamos naturalizando un estado de situación que necesitamos que cambie a priori. Entonces, un poco darle esa vuelta de tuerca y decir “No veamos solo lo personal”, porque cuando abrimos un poco el Zoom vemos que estamos todas en la misma. Y hablo de madres, de personas que cuidan a enfermos o a personas viejas.
Entonces, ¿qué vamos a hacer con esto? ¿Nos vamos a quedar llorando que no podemos más? ¿O vamos a dar un paso a lo colectivo?
-¿A qué te referís con que no es la única manera?
Sol: -Y... que puede ser mucho más equitativa, corresponsable. La corresponsabilidad para mí es la palabra, y a nivel colectivo. Hay una frase muy hermosa que es “Para criar un niño hace falta una tribu”. Bueno, la tribu se desmembró. Tenemos que volver a tejerla. Y ese debate tiene que ser colectivo porque yo, como madre, no puedo cambiar toda una estructura social.
Necesitamos que se hable a nivel colectivo y corresponsable sobre qué hacemos con las personas que cuidan. Bueno, si no hay un soporte social desde todos los elementos que conforman una comunidad y una sociedad, no vamos a poder cambiar. Entonces, no es solo una obra sobre maternidad sino un debate a nivel social.
Me parece que está bueno plantearlo desde el arte, con música y riéndonos. Y también hablando de que el teatro es un encuentro Entonces, salir de la virtualidad, encontrarnos, le da una potencia ahí que me da piel de gallina.
-¿Y cómo se mueve la música?
Florencia Albarracín: -La música está presente todo el tiempo, es parte de la narración. Interactúo mucho con Toya, que es la actriz. Y además yo creo que la música es un lenguaje en sí misma, porque yo puedo hablar inclusive con alguien que no hable español. Nos miramos y decidimos en qué tonalidad tocamos y ya nos estamos entendiendo. También es añadir un lenguaje más a lo que estamos contando y matices a los momentos. Ayuda a conducir los climas hacia uno u otro. Es música que te sube, que te baja, que te tranquiliza.
-O sea, vamos a escuchar distintos géneros...
Florencia Albarracín: -Van a escuchar distintos géneros. Hay valses, hay tango, hay cumbia. Hay después otros pasajes que son más experimentales, más cinematográficos, oníricos.
¿De qué trata “Como meterse al mar de noche”?
Una actriz millenial busca retomar su pausada carrera profesional. Ella encarna su nueva realidad como madre, mientras revive la sensualidad del sexo antes de su embarazo. En plena búsqueda de su identidad, esta puérpera encuentra personajes que su nuevo rol le sugiere. Así, despliega como un pulpo melódico y multifacético, a la voz cínica y exigente de la Culpa y se convierte en DT dando tácticas futboleras sobre crianza a su pareja y se cuestiona: ¿Ser o no ser la Súper Mamá?