Strasbourg 1518
En el año 1518 hubo una epidemia de baile en Estrasburgo, hoy Francia. Una mujer, Frau Troffea, se puso a bailar como una loca y otras personas se unieron y la imitaron. La danza colectiva, que pasaría a la historia como un caso de histeria colectiva, duró varios días. La mayoría murió poco después, aquejados de diversas dolencias producto de la coreomanía: parálisis de las piernas, infartos, derrames cerebrales, epilepsia.
De una epidemia a otra, el realizador de la extraordinaria Under the skin, Jonathan Glazer, toma ese episodio antiguo para construir una obra electrizante, extraña y potente de diez minutos. Con la música de la cellista Mica Levi, o Micachu, creadora de las bandas sonoras de aquel film, con Scarlett Johansson, o de la colombiana Monos. Una mujer baila su aislamiento. En una habitación cerrada, con un cubo de agua y cuatro paredes, como un animal presa de su manía. Suena también una voz autómata, con una pregunta que se repite: how are you, from ten to one? (¿cómo estás, del uno al diez?). Pocos ejemplos de obras creadas en confinamiento, por lo que pudo verse hasta ahora, fueron capaces de expresarlo con semejante fuerza.
Lo que sigue es pura agitación, sobre una marcha sonora que no se detiene, como no se detuvieron los cientos de personas que bailaron, literalmente hasta morir, hace quinientos años. Un corto performático de diez minutos, con una “narrativa” inspirada y el impacto de la sorpresa constante. Hecho por algunos de los mejores bailarines contemporáneos. Que te deja jadeante como si hubieras corrido la maratón. Se puede ver en la plataforma Mubi.
The Fall
En el mismo lugar, está disponible The Fall, otro corto que Glazer filmó también el año pasado, también con la música inquietante de Mica Levi. Son siete minutos, suficientes para confirmar que el director, como en Under the skin, tiene una capacidad notable para crear imágenes memorables, perturbadoras y de una belleza difícil de explicar. En este caso, inspiradas en Goya, según contó. El de la etapa negra viene con evidencia a la cabeza, aunque Glazer remite al grabado autoretrato del artista, “El sueño de la razón produce monstruos”. Que lo muestra tomándose la cabeza, acechado por un bestiario. Murciélagos, lechuzas, gatos gigantes.
En The Fall, el bestiario es humano. De máscaras humanas. Los monstruos sin cara de las pesadillas, o las caras que nos rodean en la vida cotidiana, capaces de violencia gratuita. Una breve historia de terror, acerca de un grupo de enmascarados que caza, tortura y lanza a un hombre por un pozo de profundidad infinita. Con tomas difíciles de olvidar, desde la simpleza de las ramas de un árbol que se mecen en sugestiva cámara lenta. Glazer filma con creatividad. Y este corto inquietante, que puede leerse como un comentario político, es puro diálogo entre la puesta en escena y el manejo de la cámara con los elementos de su pesadilla: la noche de cielo azul, el bosque, la banda de enmascarados (ocultos detrás de caras humanas), la soga que se mueve con una fuerza terrorífica, el pozo. El distorsionado sonido ambiente, con la música que golpea. Relato de un castigo, metáfora de una sociedad enferma, consigue impactar y llegar lejos, en sus pocos minutos.