Nadie dijo que iba a ser fácil. La nueva normalidad se asoma en puntas de pie, en una Europa occidental que todavía cuenta muertos diarios por coronavirus. Pero la curva es clara, pasó allí lo peor y las distintas fases de desescalada incluyen, en varios países, la reapertura de salas de música en vivo, teatros y museos. Hay butacas faltantes que fueron removidas para adaptarse a esta nueva realidad, como la del Berliner Ensemble que dio la vuelta al mundo. Para muchos, una imagen triste de lo que está por venir. Para otros, esperanzadora, pues al fin y al cabo es la imagen de una actividad que vuelve a empezar.
Alemania dio señal de largada, pero este fin de semana la noticia fue España, con la apertura de sus más importantes museos. En Madrid el Thyssen, el Museo del Prado y el Reina Sofía inauguraron la nueva modalidad. Aforo limitado y solo algunas áreas disponibles para que los visitantes paseen circulando en una única dirección fueron algunas de las medidas adoptadas para preservar la distancia social.
El balance de estos primeros días piloto fue tibio, con muy pocos visitantes. "No parece que esos pasillos vayan a llenarse pronto", anotaba el corresponsal de La Vanguardia sobre el llamado Triángulo de las Artes que conforman esos tres museos importantes.
En Berlín, el Deutsches Theatre retoma funciones con un escenario montado al aire libre. Es la modalidad que están adoptando muchas salas de teatro y de música, aprovechando el clima agradable para volver a "levantar el telón" evitando los mayores riesgos que implica un ámbito cerrado.
Con una platea para noventa espectadores, sentados a la debida distancia entre sí, eligieron para el regreso una pieza emblemática: la versión teatral de La Peste, la novela de Albert Camus que volvió a ser best seller cuando se anunció la pandemia. A más de setenta años de su publicación.
