Hay una sensación compartida de nerviosismo, y hasta temor, entre los colegas de distintos países latinoamericanos convocados para entrevistar a Harrison Ford. Es que el actor, que cumplirá 78 el próximo julio, tiene fama de cascarrabias y poco amigo de los encuentros con la prensa. Pero como suele pasar con las expectativas un poco sombrías, su desmentida tiene sabor a premio. Ford aparece como un tipo elegante y modesto, algo tímido, pero abierto a discutir tanto su trabajo como los problemas del mundo, mientras deja que se cuele un sentido del humor sutil, una especie de ironía que matiza su seriedad.
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Habla de la experiencia de El llamado salvaje, que adapta el clásico de Jack London con un perro (Buck) como protagonista. Y de las ganas que tenía de hacer una película "para toda la familia": "Queríamos ver si podíamos lograr esa hazaña de que una familia se vista y salga de su casa para ir hasta un cine a vivir una aventura juntos". Le preguntan, en conferencia de prensa con medios locales, por Greta Thunberg y por la política estadounidense hacia la inmigración. "Estados Unidos debe recuperar, y lo hará, el prestigio que ha perdido a nivel global. Abriendo en lugar de cerrar -dice- porque el nuestro es un país hecho por los inmigrantes".
Confirmada la quinta de Indiana Jones ("por fin tenemos un guión que nos satisface para regresar con el personaje"), el que dio vida a Han Solo o a Rick Deckard, de Blade Runner, aconseja a las nuevas generaciones: "El negocio ha cambiado mucho, pero creo que lo más valioso que tengo para decirles es que no se trata de uno mismo, sino de ponerse al servicio de un todo. El verdadero placer de un actor es trabajar con otros, y estoy muy agradecido por la oportunidad de poder continuar en esto. Si quieren desarrollarse, encuentren la forma de ser útiles. El actor de cine es parte de un proceso".
-¿Siempre se involucra en el desarrollo de los proyectos, opina sobre los guiones, es parte del proceso?
-Bueno, sí, porque es un proceso colaborativo. Me interesa lo que los otros tienen para decir y espero que a los otros les interese mi opinión. Estamos juntos para hacer una película, de eso se trata.
-¿Porqué se decidió por este proyecto, El llamado salvaje, un clásico americano que nos hizo llorar en la infancia?
-Bueno, yo leí el libro cuando estaba en el secundario, pero no recuerdo haber llorado... Bueno, sí recuerdo haberme sentido afectado, es un libro duro. Y cuando llegó la oportunidad de revisitarlo, volví a leerlo y lo encontré emocionalmente muy fuerte, poderoso. Pero también sentí que el personaje de John Thornton no era realmente un personaje para el cine: sale como de la nada, para rescatar a Buck, y de él sabemos muy poco. Estaba desaprovechado. Así que inventamos, desarrollamos la historia de John, que creo que ayuda a iluminar y a sumar detalles a la de Buck, el perro. Sus historias son paralelas y evolucionan en el contexto de la aventura que comparten. Creo que gracias a algunos detalles que sumamos quedó una historia muy emotiva para contar.
Si El llamado salvaje es un film para amantes de los perros, Ford tiene la empatía necesaria. Dice que siempre tuvo perro y que ahora con su mujer, Calista Flockhart, tienen tres, "por ahora". Y los tres son perros rescatados de refugios. Adoptados.
-Dijo que no solo no está pensando en retirarse sino que disfruta de su trabajo ahora más que nunca, ¿cómo lo explica?
-No lo sé (ríe). No sé, creo que es que disfruto del desafío. Me tomo el desafío que implica una responsabilidad. Es como cuando vuelo en aviones, un arte tan perfectible que, cada ve que pienso en lo que estoy haciendo ahí, en el trabajo que invierto en intentarlo, veo que podría haberlo hecho un poquito mejor.
-Se convirtió en una estrella ya de grande, y luego interpretó personajes icónicos del cine, Indiana Jones, Han Solo, Rick Deckard, ¿Cómo logró mantenerse a distancia de Hollywood y que se sepa tan poco de su vida?
-Bueno, vivo en Los Ángeles, pero no realmente. Hemos estado criando a un chico por los últimos diecinueve años, mi mujer y yo. Y eso, además de mi trabajo, me obliga a mantenerme enfocado fuera del negocio. Disfruto cuando trabajo, pero cuando no lo hago también. Tengo buenos amigos en la industria, pero no paso mucho tiempo involucrado en ella cuando no tengo un trabajo que hacer. Tenemos una casa en el campo y pasamos allí el mayor tiempo que podemos. Viajamos. Pero no salimos mucho, preferimos estar en casa.
-Volvió, o volvieron, tus personajes más famosos. ¿Está confirmado el regreso de Indiana Jones?
-Sí.
-¿Y cómo es la experiencia de vivir con estos personajes, a lo largo del tiempo?
-Son parte de mí. Es como ver a un viejo amigo y retomar la conversación, nada muy complicado. Claro que tu viejo amigo está aún más viejo, y cambia, está diferente. Si aceptás la diferencia sin problemas, es lindo y fácil. Pero si los buscás para encontrar lo que había antes, lo mismo de siempre, y no para desarrollar algo nuevo, no es tan interesante para la audiencia. Uno quiere que los personajes sigan desarrollándose para el público. No se trata de cocinarles siempre la misma comida, sino de prepararles algo nuevo.
-¿Es verdad que todavía discuten con Ridley Scott la naturaleza de Deckard (Blade Runner), si es un humano o un replicante?
-No, ni siquiera nos hablamos (risas). No, la verdad es que nos llevamos muy bien, pero tenemos una diferencia sustancial: él está convencido y tiene todo el derecho, porque él creó el personaje. Pero resulta que yo tengo otra noción y persisto en ella. Para mí sería apropiado, para la presentación del personaje, que él esté convencido de que es humano.