Primero fueron las canciones, el éxito de Queen, su música. Freddie Mercury trascendió más allá de su muerte en 1991, y su nombre y su voz se inmortalizaron. Luego, en 2018, los cines de todo el mundo se conmovieron con la biopic Bohemian Rhapsody, y ese amor estuvo más vigente que nunca. El año pasado, la dupla Ángel Mahler y Luis Pascual hizo eco de todas las emociones que generaba la banda y creó Rapsodia Bohemia Sinfónico, que está agotado en las funciones del 28 y 29 de enero en el Teatro Tronador de Mar del Plata, por lo que tuvieron que agregar dos presentaciones para el 11 y 12 de febrero.
Rapsodia Bohemia Sinfónico cuenta con una puesta en escena audiovisual a cargo de Pascual y una orquesta en vivo dirigida por Mahler, con cantantes, coro y expresiones artísticas que emocionan. Porque si de algo se trata la obra –y el arte en general– es de la emoción.
El nombre del compositor, productor y director de orquesta Ángel Mahler es sinónimo de teatro musical, luego de haber formado –y disuelto– una dupla tan exitosa con Pepe Cibrián que dejó obras como El Jorobado de París o Drácula, por citar solo dos.
"En la historia de los musicales siempre está el dúo compositivo. Es un complemento, es natural, no podés hacer todo solo. O más bien, no vale la pena hacer todo solo. La vida es compartir, eso es lo lindo", cuenta Mahler a TN Show acerca de la razón y la necesidad de haber realizado el proyecto junto al director artístico Luis Pascual.
"Algo que tenemos con Ángel es que, sin previo aviso ni charla, llegamos a un mismo punto juntos. Es algo único, fusionar lo que uno aprendió, tener química con alguien así", agrega Pascual.
–¿Cómo surge hacer este espectáculo?
Mahler: Fundamentalmente, por una idea de Luis sumada a una sensación que tuve después de ver la película. Esa idea original de Luis terminó siendo totalmente distinta y mi idea principal también, y ahora estamos absolutamente convencidos de que tenía que ser esta la forma. Uno con los años aprende a descartar. Luis tuvo la genialidad de escuchar y yo también. Nos escuchamos.
–Parece simple lo de escuchar, pero los egos juegan su papel.
Mahler: Sí, pero tiramos lo que había que tirar. Y terminó siendo este espectáculo que tiene lo mejor de lo que pensamos los dos. De toda esa elección, quedó lo más efectivo, lo que resulta.
–¿Eran fanáticos de Queen?
Luis: La película me gustó muchísimo. Yo vengo de la televisión, del cine. Me encantó. La música de Queen me encanta y eso me ayudó mucho para hacer lo audiovisual.
Mahler: En mi casa, se escuchaba mucha opera. Siempre me sorprendió de Queen el gusto por la ópera que tenía Freddie. Y cuando cantaba, yo escuchaba un tenor de ópera. Entonces siempre me atrajo eso, me atrajo siempre la buena música que generaban.
–¿Cuál fue el desafío al momento de adaptar las canciones?
Mahler: No tocar el discurso y que se escuche a Queen. Que, además, se escuche la orquesta, se vean las visuales, se amplifique, pero que siga siendo Queen. Se trabajó con respeto, con no tocar el discurso, el mensaje. No hay frases descolgadas hechas por un arreglador que quiera sobresalir. Acá la esencia es Queen.
–¿Cómo se define Rapsodia Bohemia Sinfónico?
Mahler: Este proyecto tiene como común denominador la emoción. Es lo que nos mueve a los seres humanos, lo que nos hace vibrar. No es la emoción igual a llorar. Lo digo en todo sentido: la emoción también es euforia. Proponemos un juego de sensaciones.
–¿Hay otros proyectos juntos en carpeta?
Luis: No puedo para de pensar nuevos proyectos todo el tiempo. Y me gusta cambiar, pero me emociona tanto este. Estoy emotivo. Ya te puedo asegurar que vamos a hacer Rapsodia Bohemia II, nos quedaron muchísimos temas muy buenos afuera, muchísima audiovisual muy buena y muchas ganas.
Mahler: El eje es este. Planeando con Luis muchas cosas, pero siento que aunque sean proyectos separados, la idea de estar juntos va a estar. Lo visual siempre es importante, creo que el aporte de Luis va a ser muy valioso siempre.
–¿Harían un espectáculo sinfónico así, pero inspirado en una banda de rock nacional?
Mahler: Sí, está en carpeta. Hay nombres. Pero no podemos adelantar.
Pascual: Sí, lo charlamos. Es muy probable. Ya adelantamos la segunda parte de Rapsodia Bohemia.
–Bueno, entonces, para que no adelanten, ¿qué bandas del rock nacional les gustan?
Mahler: Yo tuve la suerte de tocar junto a Charly Alberti, y después él se unió a Soda Stereo y yo empecé con el teatro. Nos une un cariño muy grande con Carlitos. Y obvio a Soda la admiro mucho.
Pascual: Sin dudas, Soda es una, Virus es otra.
Mahler: O Serú Giran, El Flaco Spinetta, Los Abuelos de la Nada. Son glorias. Hicieron cosas muy lindas, muy auténticas, muy como somos nosotros.
Ángel Mahler fue secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires durante dos años de la primera gestión de Horacio Rodríguez Larreta. Casi en paralelo a esos años, se dio su ruptura con Pepe Cibrián, en lo que significó uno de los "divorcios" artísticos más importantes y shockeantes.
–¿Qué balance hacés de tu paso por la función pública?
Mahler: Uno trata de trabajar para todos, pero es imposible quedar bien con todos. Como balance, me gustó mucho, siento que aprendí un montón. Y siento orgullo de haber hecho muchas cosas en ayuda del teatro independiente. En tantos años del Gobierno de Mauricio Macri, cuando era jefe de gobierno se había habilitado solo un espacio independiente. Yo le puse foco a eso, porque los espacios independientes se agotan y, al estar habilitados, tienen diferenciales en las tarifas y los ayuda un montón a poder solventar momentos difíciles. En los dos años que estuve, se habilitaron 30 y de eso me siento orgulloso. También de haber balanceado las cuentas del Teatro Colón. Yo soy productor y no entiendo cuando se produce en desbalance, no concibo eso. Pero yo quería continuar con mi camino de compositor, pensar espectáculos que tuvieran un impacto en la gente y que fueran conmovedores y emotivos. Fue un aprendizaje, dejé cosas que me pusieron orgulloso, pero estoy contento de haber vuelto al sector privado.
–¿Cambió tu visión de la función de la cultura en la sociedad?
Mahler: Siempre sentí lo mismo. Creo que los gobernantes se equivocan en pensar solo en lo "fundamental de la gestión" y dejar la cultura de lado. Pero si se ponen en funcionamiento todos los teatros y los centros culturales, hacés que los chicos dejen de ver tanto una pantalla o de estar en la calle, y que estudien un instrumento, danza, teatro. Hay tanto para hacer.
–¿Cómo quedó tu relación con Cibrián?
Mahler: Hicimos cosas tan lindas con Pepe; tuvimos años fabulosos, muy lindos. Los guardo en una cajita y los atesoro. Siento que no hay más cosas en común, la gente cambia o muestra más aspectos que no tienen tanto que ver con uno. Creo que crecimos distinto y queremos cosas distintas. Cuando nos separamos, sentí que era algo necesario. Quedan obras como Drácula, El Jorobado y muchas cosas lindas, pero siento que forma parte de un ciclo que terminó.