Meghan Markle voló a Canadá en el mismo instante en que estallaba la crisis que hizo temblar los cimientos de Buckingham dejando al príncipe Harry solo en Londres afrontando la ira de la reina Isabel por su decisión de abandonar la vida oficial sin haberlo comunicado previamente. Al parecer, la duquesa se reencontró con su hijo Archie que se había quedado en Toronto al cuidado de una niñera, según el Daily Mail. Markle pasó solo tres días en el Reino Unido, después de que la pareja y el nene disfrutaran de un descanso de seis semanas en el extranjero. Se espera que su esposo viaje a América del Norte luego de un compromiso oficial que tiene el próximo jueves en el palacio de Buckingham y que no pudo suspender.
La duquesa de Sussex viajó de Londres a Canadá en las horas posteriores a las que el príncipe y ella sorprendieran al mundo al renunciar a su vida de palacio y anunciar que vivirán gran parte del año en América del Norte. Conforme pasan las horas, todo indica que el lugar elegido es Canadá, donde ella residió muchos años cuando rodaba la serie Suits y donde el príncipe la visitaba en los inicios de su relación.
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Fuentes de palacio informaron a medios de comunicación británicos que la familia real está "herida y furiosa". Que cuando Harry planteó sus deseos se le rogó que retrasaran el anuncio de sus planes pero descubrieron que habían renunciado mientras veían las noticias en la televisión. El príncipe Carlos y el príncipe William solo obtuvieron una copia de la declaración 10 minutos antes de que se publicara.
Isabel II está afrontando esta crisis desde Sandringham donde pasó la Navidad. Carlos, en su casa escocesa en Birkhall, y William, en el Palacio de Kensington, donde el jueves celebraron el cumpleaños 38 de Kate Middleton. Nada parece casual. Cuando Meghan Markle voló al Reino Unido iba ligera de equipaje y sin su hijo ya que tenía previsto regresar tres días después, tras asistir a un acto oficial en la Oficina de la Alta Comisaria de Canadá y hacer público el comunicado que disparó todas las alarmas. Por eso, todo apunta a que sus movimientos estaban muy pensados y diseñados en secreto.
En las últimas horas, la reina habló con los príncipes Carlos y William a quienes les encargó que encuentren una solución viable y rápida. También trascendió que los consejeros de los duques de Sussex recomendaron a la pareja que no emitieran todavía el comunicado, que esperaran a negociar con la reina los términos de su nueva vida pero estos desoyeron esta petición. Al parecer llegaron de Canadá con las ideas muy claras.
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Este movimiento confirma lo que se venía hablando durante el año pasado y que se corroboró con hechos. La relación entre los dos hijos de Lady Di está casi rota, que todo comenzó cuando William le pidió que fuera despacio en su relación con Markle y que las dos parejas no se entendían ni en lo profesional ni en lo personal. De ahí, que decidieran dividir sus oficinas y las fundaciones para las que trabajaban.
La prensa británica calificó esta crisis como el Megxit, en medio de un país que se dispone a abandonar la Unión Europea. "A nadie se le escapa que 2019 no fue un año fácil para la reina. La decisión de Harry y la manera de ejecutarla no fue la adecuada hacia ella", sostuvo una fuente de palacio. Isabel II apoyó con gestos inusuales a la pareja desde que inició su relación, pero nada de lo que hizo fue suficiente para amainar este huracán.