Berto y Enrique de Plaza Sésamo eran inseparables, hacían todo juntos y hasta compartían habitación. Eran mucho más que amigos o confidentes. Eran una pareja gay. Así lo confirmó su guionista Mark Saltzamn, que terminó así con una de las cuestiones que más rumores generaron en la historia de la televisión.
Saltzamn se incorporó a mediados de los años ochenta al equipo de guionistas de Plaza Sésamo, según contó en una nota con la revista Queerty y espejó su propia relación en la escritura. "No tenía otra manera de contextualizarlos", explicó. De hecho, en su entorno, muchos se referían a él y a su pareja, el editor cinematográfico Arnie Glassman -fallecido en 2003-, como "Bert" y "Ernie", los nombres originales de Berto y Enrique.
Saltzamn ya era pareja de Glassman cuando llegó a Plaza Sésamo, y en ese entonces, recuerda que sólo podía imaginar a Berto y Enrique como novios: "No creo que supiera de qué otra forma escribir, sino como una pareja de amantes. Eso es lo que tuve en mi vida, una relación entre Berto y Enrique. Las cosas que harían enfadar a Arnie serían las cosas que harían enfadar a Enrique", ejemplificó.
Las populares marionetas aparecieron por primera vez en 1969 como compañeros de habitación con puntos de vista muy diferentes sobre cómo hacer las cosas. La supuesta homosexualidad fue un tema latente durante años y muchos lo daban por hecho. El guionista incluso recuerda un artículo de The San Francisco Chronicle, que relataba cómo un preescolar le preguntó a su madre: "¿Berto y Enrique son amantes?", y esa pregunta, desde la inocencia de un niño, le pareció divertida.
Sin embargo, en 2011, los creadores de Plaza Sésamo desmintieron en Facebook que Berto y Enrique habían sido creados como homosexuales, en respuesta a una petición popular para que se celebrara su boda:
Bert y Ernie son mejores amigos. Fueron creados para enseñar a los preescolares que las personas pueden ser buenos amigos de quienes son muy diferentes de ellos. Aunque se los identifica como personajes masculinos y poseen muchos rasgos y características humanas, siguen siendo títeres y no tienen una orientación sexual".
A pesar de todas las explicaciones, Berto y Enrique se convirtieron en íconos gay gracias a la revista The New Yorker, que en 2013 eligió una imagen de las dos populares marionetas de espaldas y con actitud cariñosa sentados en un sofá mientras siguen en la TV se ve la decisión del Tribunal Supremo estadounidense de dar a las parejas homosexuales todos los derechos a nivel federal.
