En el rubro series de ficción nacionales y populares corre con ventaja Un gallo para Esculapio, los nueve capítulos firmados por Bruno Stagnaro con protagónico doble y (por si hiciera falta) consagratorio para Peter Lanzani y Luis Brandoni, el Chelo Esculapio.
El link con el tema de los vuelos de la muerte -de los que esta semana se logró en la Justicia un fallo histórico- viene a cuento de una imagen que al director no se le escapó a la hora de imaginar su lado B urbano: en su primer capítulo, UGPE incluye una escena filmada en el emplazamiento, sobre Camino de Cintura, de uno de los Electra usado para tirar gente al agua durante la última dictadura militar.
Como cuenta Miriam Lewin en su libro Skyvan. Aviones, pilotos y archivos secretos, ese avión medio desvencijado, presencia surrealista al costado de la ruta desde 1997, llegó ahí porque se lo compró a la Armada un particular, Jorge Ramírez. "Planeaba convertirlo en una confitería con asientos enfrentados, rodeado de un parque de recreación que incluía hasta un lago artificial. Lo trasladó unos pocos kilómetros hasta su nuevo emplazamiento con ayuda de la policía bonaerense y de los bomberos zonales. Ramírez pensaba encontrar algún sponsor publicitario que asegurara la rentabilidad del negocio y para eso estaba dispuesto a pintar el avión de un color llamativo e instalar un cartel de treinta y seis metros de largo sobre la ruta con el nombre de la empresa interesada en invertir. No tuvo éxito, y por el momento el avión descansa, oxidado, solitario y algo lúgubre, su silueta recortada entre casas bajas y a medio terminar”.
Bajo la panza metálica camina el capomafia del conurbano Chelo Esculapio - Luis Brandoni- en ese capítulo piloto, soportando las sospechas del que cree que las garrafas que le falta son obra de su pandilla.
En entrevista para Página 12, Stagnaro le adjudicó al avión un rol fundamental como disparador de su historia: "Viajábamos a Burzaco por laburo y pasábamos por esa ruta, que tenía una atmósfera muy fotográfica, muy de western. Me atraía que dentro de la destrucción imperante de la zona había una extraña belleza. La imagen que me había llamado la atención era la del avión de las Fuerzas Armadas que se eleva en Oxigas, donde transcurrió el primer capítulo, que tiene un pasado turbio porque participó de los ‘Vuelos de la muerte’. Tener ese avión allí debe ser como una suerte de símbolo de opulencia. Esa imagen del avión en medio de Camino de Cintura es la síntesis del cruce de mundos que conviven en esa zona. Es un color que no está tan narrado en la narrativa argentina. Y habla del sistema en general: mostrar esos elementos que tuvieron una vida pasada tan pesada para nuestra historia y que terminan arrumbados en algún lugar, generalmente para adquirir otro uso del original. Me interesaba mostrar la parte de atrás de toda gran ciudad. Es una temática muy universal. Si bien es muy característico del Conurbano, hay un detrás de escena que siempre esconden las grandes ciudades y que habla mucho de esas sociedades que las que se suelen mostrar. Es lógico: vivimos dentro de una maquinaria que necesita todo el tiempo renovarse y descartar lo viejo".