Hace diez años, Julio Bocca vivió dos de los momentos más fuertes de su vida. Se retiró de la danza y conoció a quien es hoy su gran amor. Lo primero ocurrió en una noche de diciembre de 2007, en un show multitudinario en la Avenida 9 de julio. Y lo segundo, unos días después, en un escenario radicalmente distinto: una playa casi desértica de Uruguay, poblada solo por algunos valientes bañeros nudistas. Era la primera vez que el artista se animaba a esa experiencia, que al final, terminó transformándolo.
El legendario bailarín habla poco y nada de su intimidad. Siempre preservó su privacidad y más aún la de su pareja. Sin embargo, en una entrevista con La Nación, finalmente contó algunos detalles de esta parte desconocida de su vida. El afortunado es un exitoso economista uruguayo, con quien convive desde hace una década en una casa frente al Río de la Plata en Montevideo.
Sobre el día que surgió el flechazo, en la playa Chihuahua, el bailarín recordó: "Fue mutuo. Ese mismo día él me invitó a ver el atardecer en Punta Ballena. Yo dije: ¡Ya está! ¡Fue espectacular! (...) Es una vida maravillosa, estoy muy feliz con cómo vamos aprendiendo a convivir".
El casamiento está fuera de discusión -él se niega rotundamente- pero el tema niños no. Dijo que por ahora, no tienen planes de encargar descendencia, pero no lo descartó para un futuro, aunque admitió que no tiene mucha paciencia con los chicos y le preocupa su agenda social y laboral.
¿El método?: "Cuando se tome la decisión se verá cómo. Lo importante es poder tener el tiempo para criar y cuidar a la criatura. Cuando suceda, quiero estar, no me gustaría vivir de viaje. La gente me dice que todo se acomoda, pero siempre fui muy programado, así que no puedo modificar mi estructura".