“Que las puertas del museo estén siempre abiertas”. La frase de la directora artística de MACBA, Jimena Ferreiro, a TN.com.ar no es solo una intención sino una realidad. Con este objetivo y con la firme idea de interactuar con el barrio, el Museo de Arte Contemporáneo inauguró “Pensar en abstracto” la muestra con la vez, celebra su 5° aniversario.
Para eso, también, y por primera vez, la fachada del edificio de la Avenida San Juan al 300 está intervenida. Los vidrios, que antes estaban ploteados e impedían la visión hacia adentro, ahora contienen una obra Diego Mur, que funciona como una suerte de interfaz entre el interior y exterior.
El curador Rodrigo Alonso propuso considerar a la abstracción geométrica como un terreno de producción de pensamiento más que como un ejercicio formal; un campo a través del cual se desarrollan numerosas investigaciones plásticas y conceptuales. En la exhibición interactúan artistas modernos, con trabajos que pertenecen a la colección, y contemporáneos convocados para la ocasión.
“Hay un panorama de la abstracción geométrica en la Argentina. Se pueden ver una variedad de formas, materiales, instalaciones, nuevas tecnologías y una evolución de la abstracción a lo largo del tiempo”, aseguró Alonso.
Cada piso del museo da cuenta de diferentes orientaciones en los desarrollos de la abstracción.
A manera de introducción, en la planta baja se busca resaltar las nociones de construcción, sistema y deconstrucción. Además, hay una referencia solapada a la utopía de la abstracción geométrica de expandirse hacia la vida cotidiana con la inclusión de trabajos de artistas que se volcaron al diseño gráfico, como Rogelio Polesello, Luis Wells y Julia Masvernat, entre otros.
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Por primera vez, una obra atraviesa todos los pisos del museo: Andrés Sobrino y sus líneas multicolores verticales conectan la muestra de principio a fin.
En el primer piso está El Monumento a intersecciones # 7, de Amalia Pica, que trabaja la idea de los conjuntos como metáfora de lo social. Bloques de acrílicos en forma de triángulo, cuadrado, círculo y rectángulo sobre una estructura de metal que se intersectan, se conectan, se suman o restan. El curador explicó: “La gente agarra los bloques y va armando conjuntos como en las matemáticas. Es una analogía a los grupos de pertenencia y conexiones. En abstracto representa algo que tiene que ver con lo social”.
En el primer subsuelo, resaltan los trabajos de Daniel Joglar, suspendidos sobre un espacio vacío del edificio; y la sintonización espacial de Christian Wloch, que usa la línea como eje de experimentación en el terreno electrónico.
Al bajar al segundo subsuelo, se llega al espacio más lúdico de la exposición. Freaking on Fluo, la imponente obra de Marta Minujin, da la bienvenida a los visitantes e invita a interactuar con la pintura, a través de un video que se proyecta en ella.
La Máquina de hacer color, de Karina Peisajovich ensaya modulaciones cromáticas, mientras que las formas geométricas adquieren nuevas fisonomías en las fotografías de Arturo Aguiar y un video de Marcolina Dipierro. Las cajas de luz del único extranjero de la muestra, el chileno Benjamin Ossa, son un desafío: parece que algo se mueve…tal vez.
“Pensar en abstracto” se podrá visitar hasta el 30 de julio, en Avenida San Juan 328. De lunes a viernes de 11 a 19 y sábados y domingos de 11 a 19:30. San Telmo.