Graduados terminó como tiene que terminar una comedia: todas las historias tuvieron un cierre perfecto y feliz, con toques de humor y con vueltas de tuerca a los temas de la tira: los ciclos, que terminan, se abren y se repiten circularmente.
La historia de Andy (Daniel Hendler) y Loly (Nancy Dupláa) vuelve a repetirse en Danny (Andy Kusnetzoff), que encuentra, de casualidad, a la madre de su hija (Marcela Kloosterboer), cuya existencia él desconocía.
La de Jimena (Isabel Macedo) y Pablo (Luciano Cáceres) tiene un nuevo comienzo, pero también una vuelta al principio. Ella vuelve a ganar muchos de los kilos que había perdido después de la escuela secundaria. Pero su ahora amorosa pareja la quiere igual. “Si me hubiera detenido a mirarte hubiera sido todo muy distinto”, le dice un enamorado Pablo.
Mientras tanto, el grupo de eternos adolescentes, formado por Andy, Vero (Julieta Ortega) y Tuca (Mex Urtizberea), próximo a ser padre de un hijo con Vicky (Paola Barrientos), se autoconvoca a una quema de su antiguo pacto anti responsabilidad, que finalmente no se lleva a cabo del todo. La dama del trío es la gran solitaria del final: se queda sin Augusto (Marco Antonio Caponi), a quien rechaza, sin Danny y sin Andy.
Pero antes de eso, el protagonista de esta historia intenta, en vano, retener a Loly, que se va de viaje por 6 meses.Cuando llega al aeropuerto a buscarla, ya es tarde.
Sin embargo, su historia, por supuesto, tiene otra oportunidad. Y se da, en la fiesta de reencuentro de los graduados (que contó con la participación de Charly García). “Acá en este colegio empezó todo, es una buena oportunidad para que continúe”, le dijo Vero a Andy, como una síntesis. Y, claro, así terminó todo: en una camioneta, como esa en la que tuvieron su noche romántica adolescente, Loli y Andy partieron juntos, en el viaje soñado del paseador de perros.
