A un año y medio de la muerte de Sandro, Olga Garaventa recordó a su esposo en el living de Susana Giménez. Todavía de luto, contó con entereza que "El Gitano" estuvo consciente hasta el final y recordó el momento en el que se despidió de él: "Le pregunté si se quería ir de gira y le dije 'Mirá, si te querés ir, andá nomás'. Él me miró, me hizo una sonrisa de costado y a la hora y veinte se fue. Estaba esperando el permiso".
Se la vio 20 kilos más flaca y mucho más fuerte que la última vez que dio una entrevista. Sandro, dijo, está cerca suyo y aseguró que en el aniversario de su cumpleaños, sintió "una presencia". Además, Olga explicó que ahora se está cuidando (algo que antes había postergado) porque con el gran estrés que pasó, se le disparó la glucosa y los médicos decidieron someterla a un régimen estricto.
Siempre presente y estoica, recordó que empezó a salir con Sandro cuando él ya estaba las 24 horas del día conectado a una fuente oxígeno. "Me llamó por teléfono durante un año y un día me dijo que necesitaba hablar conmigo personalmente. Vino, se paró frente a mí, me contó que estaba muy delicado de salud y me preguntó si yo iba a poder sobrellevar el estar con él. Me dijo 'No vas a tener un camino de rosas porque estoy en el peor momento de mi enfermedad'".
"Yo te voy a acompañar", le contestó ella. Y así fue.
Nunca se separó de él e incluso a su pesar, intentaba convencerlo para que se cuidara más, algo que -asegura Olga- no era tarea sencilla: "Él sabía que la culpa era toda suya. Era muy caprichoso, no hacía caso". Sin embargo, también recuerda la mujer, El Gitano nunca perdió la alegría: “Cuando estaba internado era una competencia de chistes. Los médicos salían de la habitación descompuestos de la risa".
Así lo recuerda Olga. Y así también lo recuerdan todos sus seguidores. Alegre, galán, seductor y romántico, Sandro sigue vivo en sus canciones y en la memoria de todos los que lo quisieron.
