La actriz estadounidense Diane Keaton, ganadora del Oscar en 1978 por su papel en Annie Hall, murió en California a los 79 años. Así lo anunció este sábado un portavoz de la familia a la revista People.
Desde el medio estadounidense explicaron que no se revelaron detalles sobre las circunstancias del fallecimiento y que los familiares de la artista pidieron privacidad en este momento tan difícil.
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La triste noticia generó conmoción en el mundo del espectáculo y miles de personas compartieron sus mensajes de cariño para los cercanos a la actriz.
La historia de Diane Keaton, una de las actrices más icónicas de Hollywood
Diane Keaton comenzó a trabajar en el espectáculo a fines de la década del sesenta, cuando las mujeres solo aparecían en las tramas como esposas, amantes, prostitutas o madres. Le gustaba cantar e hizo algunos papeles en teatro.
En 1968 fue una suplente en la producción original de Hair en Broadway, donde fue comentada su negativa a desnudarse -era opcional- en cierta escena del musical en que el elenco entero actuaba desnudo. Tiempo después se presentó al casting de Sueños de un seductor, de Woody Allen, y a pesar de que se la consideró demasiado alta (1,69m, 4cm más alta que el director) consiguió el papel.
En 1971 Francis Ford Coppola la eligió como Kay Adams, la novia de Michael Corleone en El Padrino; un papel con muy poca sustancia pero que aun así le dio notoriedad. Participó también en las dos películas siguientes con un rol algo más intenso, pero como dijo la revista Time resultó “invisible y pálida”.
Su verdadera celebridad llegó con Annie Hall, de Woody Allen, con quien mantenía un romance y había hecho una cantidad de papeles algo disparatados en varias de sus producciones. Pero esta película no solo representaba en cierto modo las alternativas de la relación entre ellos, también inauguró un personaje cargado de humor con un extraordinario estilo para vestir: ropa de varón, bastante holgada y un poco pasada de moda, con sombrero fedora y tacos bajos.

Ese estilo, junto con su naturaleza famosamente despistada y el arte de burlarse de sí misma, la convirtieron en un ícono de la mujer contemporánea. Sin embargo, para no quedar atrapada en el género de la comedia, en 1977 realizó un papel dramático en Buscando al Sr. Goodbar. En el film interpreta a una mujer que trabaja como maestra católica para niños sordos de día y mantiene una vida completamente diferente durante las noches, cuando frecuenta bares de solteros.