Chris O’Donnell irrumpió en el cine como una de las grandes promesas de Hollywood en la década del 90 y prometía romper todos los esquemas: tuvo papeles estelares en películas exitosas y ayudó a Al Pacino a conquistar su tan ansiado Oscar. Sin embargo, pasó a formar parte de la lista negra de la industria y apostó por abrir su propia pizzería.
El norteamericano, que nació el 26 de junio de 1970, hizo su primera incursión frente a cámara en un comercial icónico de la empresa McDonald’s: allí, apareció junto a Michael Jordan, el mejor jugador de la historia del básquet y hombre franquicia de los Chicago Bulls. Tras decir presente en la serie “Jack y Mike” con un pequeño rol, su figura se catapultó al estrellato.
Jessica Lange y Kathy Bates lo acompañaron en “Tomates verdes fritos”, el filme que lo puso en el mapa, pero no fue hasta que protagonizó “Perfume de mujer” junto a Al Pacino: Chris O’Donnell interpretó a un joven estudiante que, con el propósito de ganar dinero, se prestó a cuidar a un militar retirado, ciego y de mal humor, en un fin de semana. Fue el único Premio Oscar que Pacino ganó como actor protagónico en su carrera.
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O’Donnell, de años, nació el 26 de junio de 1970 en Illinois. De la mano de Tim Burton, también dio el visto bueno para ser el Robin de “Batman” (1989) y “Batman vuelve” (1992). Si bien parecía que la película de superhéroes le otorgaría otro estatus, lo cierto es que acabó siendo un rotundo fracaso y truncó su progresión de manera inesperada. Curiosamente, las malas decisiones también lo llevaron a caer en desgracia.
Chris O’Donnell: los dos éxitos que rechazó por su mala experiencia en Batman
Ocurre que, consciente de su mala experiencia como ladero de Bruce Wayne, dejó atrás aquella etapa y rechazó ser Spiderman en la saga que finalmente lo tuvo a Tobey Maguire a la cabeza. Cinco años antes, los productores de “Men in Black” tocaron su puerta, pero Will Smith fue el escogido para encarnar al entrañable Agente J.
Con la llegada del nuevo siglo, el estadounidense priorizó pasar tiempo con su familia y abandonó los sets por un tiempo prudencial. Su esposa Caroline Fentress y sus cinco hijos fueron clave para que tomara la determinación de volver al ruedo, aunque de manera más humilde: las series lo cobijaron y se convirtió en el novio veterinario de Meredith en la histórica “Grey’s Anatomy”.
“Dos hombres y medio” y “El abogado” fueron dos de las tiras en las que tuvo participación mientras lo daba todo por cumplir otro de sus sueños: abrió la pizzería “Pizzana”, que ya cuenta con varios restaurantes en California. El proyecto fue llevado a cabo en conjunto con su mujer y surgió de manera insólita.
“Construimos nuestra casa y pusimos un horno de pizza en el patio trasero, pero no tenía idea de qué hacer con él. Le pedí a Daniele, que hoy es nuestro chef, que vinieran a enseñarme a cocinar... Comenzamos una tradición con tres o cuatro familias al cenar los domingos por la noche, pero bromeamos con la posibilidad de poner un local”, graficó el intérprete en una entrevista.
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A su vez, encontró su lugar en el mundo en el spin-off “NCIS: Los Ángeles” para darle vida al agente G Callen, que tenía una gran capacidad para pasar desapercibido. Así, el oriundo de Illinois apostó por la comodidad y siguió con su papel hasta el año pasado, cuando se estrenó la última temporada. “Lo que tengo me hace sentir orgulloso”, afirma sin titubear.
