A la hora de hablar sobre genios en Hollywood, el nombre de Roger Corman siempre se impone. El cineasta, que murió el jueves a los 98 años, hizo magia durante toda su carrera. Su ingenio y su amor por el séptimo arte lograban que cualquier idea se pudiera materializar sin importar cuan pretensiosa o desfachatada sea. Filmar, filmar y filmar. Nada podía frenarlo.
Terror, ciencia-ficción, monstruos, cine de explotación, acción disparatada, comedia involuntaria... Corman fue un genio polifacético (director, productor, actor, guionista y lo que hiciera falta) y asombrosamente prolífico (sus películas se cuentan por cientos) que llegó a ser encumbrado como “el Papa del cine pop” o “el rey de la serie B”.
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Además, fue un padrino más que generoso de incontables talentos. Estrellas como Jack Nicholson, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Robert De Niro, James Cameron, Peter Bogdanovich, Jonathan Demme, Peter Fonda, Ron Howard, Bruce Dern o Dennis Hopper le deben sus primeros pasos profesionales..
El camino de Roger Corman, toda una vida transformando el cine
Aunque el cine fue su pasión desde niño, Corman (Detroit, EE.UU., 1926) coqueteó desde joven con otros rumbos profesionales: estudió ingeniería en Stanford, pero rápidamente se dio cuenta de que no era lo suyo.
Tampoco le fue bien en su primera experiencia en el cine, ya que en el estudio 20th Century Fox, primero como mensajero y después evaluando guiones, no encontró su lugar.
En la década de los 50 dio con la tecla de la mano de American International Pictures: cine independiente hecho en la más absoluta precariedad, con cero vergüenzas e infinita pasión.
Con rodajes de un puñado de días y que aprovechaban hasta el último centavo, la mente autodidacta de Corman comenzó a brillar con cintas como Monster from the Ocean Floor (1954), The Fast and the Furious (1954) o The Little Shop of Horrors (1960).
En los años 60 presentó su famosa serie de películas sobre Edgar Allan Poe, como House of Usher (1960) o Pit and the Pendulum (1961), que, con el protagonismo de Vincent Price, le coronaron como maestro del terror.
“Un niño tiene miedo al trueno, al rayo y al monstruo debajo de la cama. Sus padres le dicen que no hay nada de qué preocuparse, pero él sabe que hay muchas cosas de las que preocuparse”, ironizó Corman en un debate en Los Ángeles (EE.UU.) en 2019 junto al director argentino Andy Muschietti.
Títulos como Death Race 2000 (1975) o Grand Theft Auto (1977), ya tras fundar su compañía New World Pictures, agrandaron la figura de un creador que se mantuvo trabajando hasta el final de su vida.
Y también destacó por ser un gran distribuidor, aunque quien no conozca su biografía, siempre llena de sorpresas, se extrañará al saber que fue una persona clave para que llegaran a Estados Unidos cintas de autores muy reverenciados de Europa como Ingmar Bergman, Federico Fellini o Michelangelo Antonioni.
Tras décadas como una estrella de culto, recibió un Oscar honorífico en 2009. “La Academia te da las gracias, Hollywood te da las gracias, los cineastas independientes te dan las gracias. Pero lo más importante: por todas los momentos salvajes, extraños, y locos que pusiste en los autocines, los amantes del cine del planeta Tierra te dan las gracias”, le dijo Quentin Tarantino cuando le entregó la estatuilla.
Roger Corman, un visionario: qué decían sus grandes alumnos sobre él
Por el camino, Roger Corman dio sus primeras oportunidades a futuras leyendas: Martin Scorsese filmó para él Boxcar Bertha (1972), Jack Nicholson debutó en el cine de su mano con The Cry Baby Killer (1958), Francis Ford Coppola hizo con él su ópera prima con “Battle Beyond the Sun” (1962), Joe Dante participó en varios de sus proyecto y dirigió Piraña (1978), mientas que le dio uno de sus primeros contratos a James Cameron para Piraña II: Los vampiros del mar.
Francis Ford Coppola: “Amo el tipo de películas de Roger y aprendí de él como hacer buenos efectos góticos con muy poco presupuesto. Drácula (Bram Stocker´s Dracula, 1992) es como una obra suya”.
Corman, sobre Coppola: “Era el mejor en su universidad, pero jamás pensé que iba a hacer semejantes cosas. No solo es el mejor cineasta, sino que también es el más versátil. No sé si fui su inspiración, pero quizás pensó ´si Roger puede hacerlo, yo también´”.
Joe Dante: “No conocía a Roger aunque había trabajado para él y justo lo conocí un día que el colectivo tardó siete minutos más de lo habitual y él me dijo ´si fuera vos, trataría de llegar temprano´, después de eso fue genial. No estaría en este mundo sino fuera por él”.
Corman, sobre Dante: “Creo que es uno de los mejores directores del país. Tengo una gran admiración por Joe y todo lo que hace. Todavía lamento que desde que me dejó para seguir con su carrera no consigo un editor de trailers tan bueno”.
Martin Scorsese: “Era muy agradable. Me enseñó una teoría que cada 15 páginas del guion debía haber una insinuación de desnudez para que el espectador mantenga el interés”.
Corman, sobre Scorsese: “Vi un corto suyo muy creativo e inteligente y por eso fue uno de los pocos a los que les permití dirigir sin haber trabajado previamente para mí. Siempre dice lo las 15 páginas, pero no fue así, mi consejo fue que haya una insinuación de desnudo dos o tres veces por película”.
Jack Nicholson: “Yo estaba apestado por la televisión. Roger era el único tipo del medio que estaba predispuesto a convertirme en un profesional en esto”
Corman, sobre Nicholson: “Como ingeniero me fue muy fácil entender los aspectos técnicos del cine, pero no entendía nada de actuación. Entonces me anoté en un taller donde conocí a Jack y a pesar de que era muy jovencito aprendí mucho de él. Vi su talento enseguida”.
James Cameron: “Corman me abrió la puerta e hizo que ingresara al negocio, pero trabajar en una producción de él no es necesariamente hacer cine”.
Corman, sobre Cameron: “Era apenas un constructor de modelos en Batalla Más Allá de las Galaxias (1980) y enseguida lo promoví a encargarse de los efectos visuales. Es el mejor ejemplo de que si sos realmente bueno vas a ser reconocido rápidamente”.
*Las citas de los directos fueron recogidas de la revista La Cosa #184