Cuando apareció Dustin Hoffman en el panorama del cine quedó claro que algo había cambiado en la constitución del héroe. Ya no era necesario tener el aspecto de Gregory Peck o Clark Gable, hombres de belleza egregia y potencia física. En el papel de Ben Braddock, el joven universitario de El graduado, Dustin Hoffman no era especialmente alto y su belleza era un tema opinable. También a Humphrey Bogart al principio lo vieron “feo”.
Lo cierto es que el joven Dustin no conseguía mucho trabajo. Compartía un departamento con Gene Hackman y Robert Duvall, los tres en busca desesperada de un papel. Una situación parecida a la que él mismo protagonizó en Tootsie, el film de Sidney Polack.
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El disparador indiscutible de su carrera fue precisamente El graduado. Mike Nichols, el director, no lo veía como un chico bien recién graduado de Harvard. Pero después de la audición no tuvo dudas y le dio el papel: Hoffman tenía 30 años. El éxito fue rotundo, Dustin Hoffman era el nuevo héroe, el metro patrón. A partir de ese momento, cada película que hizo ha quedado incrustada en la historia del cine.
Cuando John Schlesinger buscaba al compañero de rubro de Jon Voig para Cowboy de medianoche también pensó que Hoffman no daba el tipo de un bribón y buscavidas como Ratso Rizzo. El actor lo citó en Times Square, el centro mismo de Nueva York y se presentó vestido como un vagabundo: despeinado, un impermeable sucio y barba de dos días. Eso dejó en claro que Dustin Hoffman puede ser lo que quiera. Sobre su manera de trabajar Schlesinger comentó: “Parecía incapaz de comprender que estaba actuando”.
La consagración llegó con Kramer vs. Kramer, de Robert Benton, junto a Meryl Streep. En 1979 esa película produjo más que un gran éxito: desató genuinos debates sobre las nuevas formas sociales. Una mujer que sigue su destino y un varón que ingresa al proceloso mundo de la paternidad. Ese fue su primer Oscar como mejor actor. El segundo fue en 1988 como Raymond Babbitt, el hermano autista savant de Tom Cruise en Rain Man, de Barry Levinson.
Sus películas han sido siempre significativas. Y de vez en cuando vuelve a las tablas, que ama, para hacer un drama como La muerte de un viajante. Pero su carrera se concentra en el cine, donde siempre provoca un impacto. Es Carl Bernstein en Todos los hombres del presidente. Es Lenny (Bruce), comediante de stand-up provocativo y transgresor. ¡Es Tootsie! Transvestido para conseguir trabajo Hoffman comienza a ser mujer con alguna torpeza pero pronto convierte a Tootsie en una diva. Es el Capitán Garfio en Hook, de Steven Spielberg pero en la filmación de Marathon Man discutió con el autor del libro, William Goldman.
Según el guion Hoffman tenía que disparar a quemarropa al personaje de Laurece Olivier, quien resultó ser un espía de los nazis. “No puedo hacer eso”, le dijo al autor. Goldman no lo aceptó. “¿Es judío?” - “No. Pero no interpretaré a un judío que mata a otro ser humano a sangre fría” dijo Hoffman. “Y si no estás de acuerdo contrata a otro”. Finalmente no le disparó al nazi. “Ser judío no es perder tu humanidad y tu alma”.
Dustin Hoffman debutó como director con Quartet, conocida acá como Rigoletto en apuros, una deliciosa comedia dramática que tal vez mereció un mayor reconocimiento.