“Es maravilloso y emocionante. Es único en la vida. Si de hecho esta es mi única experiencia, voy a morir satisfecho”. Con esas palabras a la cadena BBC, Michael J. Fox sintetizó lo que sentía en 1985 durante el estreno de la película Volver al Futuro en el Leicester Square de Londres. La felicidad desbordante que tenía esa noche anticipaba lo que se le iba a venir: su trabajo se convirtió en un fenómeno popular que sigue siendo visto por estos días.
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Con 60 años recién cumplidos, Michael J. Fox está retirado de la actuación debido a los problemas de salud que sufrió, sobre todo, el mal de Parkinson que le impide trabajar. Esa condición, además, lo motivó a encabezar una fundación con su nombre para el desarrollo de investigaciones médicas que permitan ayudar a curar la enfermedad.
Michael J. Fox fue el segundo Marty McFly
Su llegada al elenco de Volver al futuro no fue convencional. Siempre fue la primera opción de Bob Gale y Robert Zemeckis. El inconveniente inicial fue que, como grababa la serie Lazos Familiares, el creador del show televisivo se negó que los productores del film lo contrataran y tuvieron que recurrir a otro actor. Fox nunca supo esto, hasta después de algún tiempo.
“La producción empezó con Eric Stoltz, que es un gran actor. Lo que pasó es que el rol necesitaba de cierta tontería del personaje que Eric no iba a enfrentar. Es talentoso para hacer cualquier cosa que quiera, pero había mucha pavada en el rol que imaginaron para mí”, comentó Fox, en un reportaje especial que dio para la Academia de Televisión que entrega los premios Emmy.
Esa falta de “tontería” o “pavada” que graficó Fox fue lo que obligó a los creadores del film a descartar las escenas de Stoltz -que había trabajado durante cinco semanas-, rediseñar el esquema de producción y convocarlo definitivamente. Cuando Gary Goldberg, el productor de Lazos Familiares, dio el visto bueno para que haga la película, llamó al futuro Marty McFly a su oficina.
“Llegué y tenía un guion en un sobre. ‘Leelo”, me dijo. Lo agarré (hace un gesto con las manos como pesándolo) y le dije que era el mejor guion que había leído”, recordó Fox, entre sonrisas, en un reportaje que le hizo Jimmy Kimmel para su late night show en 2015.
Así, Fox se transformó en el carismático Marty McFly, en un elenco encabezado, además, por Christopher Lloyd, que encarnó al doctor Emmett Brown, logrando una de las mejores duplas del cine. Lea Thompson, Crispin Glover y Thomas F. Wilson, entre otros, también se entendieron a la perfección delante de cámaras y el rodaje fluyó todo lo que no lo había podido con Stoltz.
Volver al futuro significó un éxito comercial gigantesco, ya que según Box Mojo Office recaudó 381 millones de dólares con un presupuesto de 19 millones. Luego vinieron Volver al futuro 2 y Volver al futuro 3 que alimentaron más el mito de la saga y terminaron de definirla como una de las más relevantes de la historia.
Tras el fin de la trilogía, Fox empezó un recorrido en el cual tuvo intentos de dejar atrás su imagen de McFly. El primer gran éxito posterior que hizo fue Doctor Hollywood, en 1991, que también fue una bisagra en otros aspectos. Durante el rodaje de esa comedia romántica, empezó a sentir temblores en sus manos que no podía controlar. Le diagnosticaron Parkinson, que hizo público recién en 1998.
A pesar de la enfermedad, Fox siguió trabajando en cine y televisión, durante un tiempo, con algunos éxitos: encabezó la serie Spin City, tuvo participaciones en Boston Legal, Designated Survivor y The Good Wife y fue protagonista de Pecados de Guerra y The Frightners. Este, fue el último film en el que trabajó.
El retiro prematuro de Michael J. Fox
Retirado de la actuación, en los últimos años Fox volvió a sufrir problemas de salud. En el libro de memorias que lanzó hace poco, No Time Like Future (No hay otro tiempo mejor que el futuro), el actor contó que sufrió mucho hace casi tres años cuando tuvieron que operarlo de un tumor (finalmente benigno) en la espalda. Tras la cirugía, tuvo que a aprender a caminar de nuevo, lo que le generó una profunda depresión.
“Mi momento de dedicar 12 horas de trabajo al día, de memorizar siete páginas de diálogo, ya quedó atrás. Al menos por ahora. Siendo justo conmigo mismo, con productores, directores, editores y con los pobres atribulados supervisores de guion, por no hablar de los actores que merecen un poco de paz, me dispongo a entrar en un segundo retiro”, escribió en su libro.
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Más allá del drama que le tocó vivir, Fox siempre fue un optimista . Por eso no es de extrañar que su retiro tenga algún paréntesis en el medio, según sus propias palabras: “Esto puede cambiar, porque todo cambia”.
