Luego de descompensarse durante su excursión en el volcán Lanín, el chef Christian Petersen fue diagnosticado con una falla multiorgánica.
También llamada síndrome de disfunción multiorgánica (SDMO), es uno de los cuadros más graves que puede enfrentar un paciente en un hospital y suele verse sobre todo en terapia intensiva.
No es una enfermedad aislada, sino de una situación en la que dos o más órganos vitales dejan de funcionar correctamente y el cuerpo ya no puede mantener sus funciones básicas sin asistencia médica avanzada. Es por esta razón que el chef permanece en la UTI del Hospital Dr. Ramón Carillo de San Martín de los Andes.
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Según especialistas, este proceso generalmente empieza con un evento crítico, como puede ser una infección severa (por ejemplo sepsis), un traumatismo fuerte, quemaduras o una enfermedad grave que desencadena una respuesta inflamatoria sistémica descontrolada. Es decir, el cuerpo reacciona de forma tan intensa que la inflamación y la falta de oxígeno en los tejidos empiezan a dañar diferentes órganos.

Como explicó el cardiólogo argentino Mario Boskis en una entrevista, “una falla multiorgánica no es una enfermedad en sí, sino la respuesta del organismo ante una falla catastrófica en un órgano”. Cuando esto ocurre, el sistema circulatorio no logra compensar la falla y la sangre deja de llegar de forma adecuada a otros órganos, lo que lleva a un efecto dominó: primero un órgano falla, luego otro, y así sucesivamente.
Esto es tan serio que los pacientes que atraviesan un SDMO requieren soporte vital permanente en terapia intensiva, como ventilación mecánica para que los pulmones sigan funcionando, medicamentos que sostengan la presión arterial o incluso diálisis si los riñones no pueden filtrar toxinas.
Los factores que más frecuentemente desencadenan este cuadro son infecciones graves, especialmente la sepsis, aunque también puede surgir después de un accidente severo o complicaciones de una cirugía. En estos casos, los órganos más afectados suelen ser los pulmones, el corazón, los riñones y el hígado, aunque cualquier sistema vital puede comprometerse.

El riesgo de mortalidad en la falla multiorgánica es muy alto, y la clave para mejorar las chances de sobrevivir está en detectarla y tratarla lo antes posible, al controlar la causa inicial y brindar monitoreo intensivo y apoyo clínico permanente.



