*Este artículo contiene spoilers.
La antología de crímenes reales Monstruos (Netflix), sumó una tercera temporada a los exitosos relatos Dahmer y Los Hermanos Ménendez. Ryan Murphy, su creador, trajo a la saga el caso de Ed Gein, interpretado por el actor Charlie Hunnam. Se trata de un asesino de la década de los 50, bautizado por la crónica negra estadounidense como el “Carnicero de Plainfield”.
Edward Theodore Gein alcanzó un nivel de brutalidad criminal jamás visto en la historia de ese país, y terminó convertido en un referente de la cultura popular. Sus actos aberrantes quedaron inmortalizados en el cine de horror, a través de clásicos del género como Psicosis (1960), La Matanza de Texas (1974) y El Silencio de los Inocentes (1991).
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Tras su estreno de ocho capítulos, Monstruo: la historia de Ed Gein mantiene a la audiencia dividida entre la aceptación y la crítica. Es innegable la excelencia de la fotografía, con cuatro capítulos iniciales bien ejecutados y una narrativa consistente.
La crítica, en cambio, se centra en que sus últimos episodios no aportan demasiado a la trama, pero dignifican a su protagonista como una figura confundida, ingenua, digna de lástima y, peor aún, víctima de sus propias circunstancias, marcado por el aislamiento extremo, la represión sexual y el trauma infantil.

Es así como la fórmula sobreexplotada del género true crime (la glorificación de perfiles criminales sobre el dolor y trauma de sus víctimas) se mantiene. Pero los añadidos exagerados en la narrativa desdibujan la línea que divide lo real de la ficción.
Incluso, la serie lo admite abiertamente: en una de las escenas finales, una cuidadora de la institución psiquiátrica donde Gein se encuentra, le sugiere escribir un libro. La mujer argumenta que contar su versión invalidaría los mitos a su alrededor. Él se niega porque considera que muchos “ya conocen la historia”. La ironía se cuenta sola.
Las mentiras y medias verdades que presenta “Monstruo: la historia de Ed Gein”
El número real de asesinatos
Desde este punto de partida, esta es una de las grandes incógnitas que la serie no resuelve pero magnifica.
Aunque se recrean varias matanzas, originalmente, el propio Gein se responsabilizó por dos mujeres: Mary Hogan, propietaria de un bar, y Bernice Worden, dueña de una ferretería. Sobre esta última, él nunca confirmó que intimaban, tal como plantea la ficción.

Por la cantidad de piel y restos humanos encontrados en la granja de este asesino (usados como tapicería, máscaras, souvenirs, decoración y hasta un traje a medida); las autoridades intentaron determinar si correspondían a personas desaparecidas en meses y años anteriores, pero la investigación resultó casi imposible.
Además, el asesinato de la niñera y los dos hombres que ingresaron a la propiedad de Gein son invenciones de los creadores de la serie.
En cuanto al entorno familiar, la muerte de Henry Gein generó su propio debate. Por aquel tiempo, la policía concluyó que el deceso fue a causa de asfixia, en medio de un incendio forestal cercano al terreno familiar. Aunque nunca se pudo probar que Ed haya matado a su propio hermano, en la serie y en la vida real se cree que fue así.
¿Ed Gein era necrofílico?
De acuerdo con una publicación de la Universitat de Valencia (Gaceta internacional de ciencias forenses, 2023), el clímax de esta parafilia no se limita únicamente al ámbito sexual, sino que tiene escala de grises: la curiosidad y admiración por los cuerpos inertes también es parte del espectro.

En el caso del verdadero Ed Gein, su comportamiento era más o menos laxo. Si bien admitió que desenterró cadáveres de mujeres cuando fue interrogado, negó rotundamente mantener relaciones sexuales con los cuerpos porque “olían muy mal” y solo buscaba llenar el espacio vacío que dejó su madre al fallecer. Por ende, las escenas explícitas vistas en la serie, no deben ser tomadas como reales.
Ed Gein y Ted Bundy en una misma línea argumental
Ed Gein nunca colaboró con el FBI para atrapar al asesino y violador en serie, Ted Bundy. En realidad, a este lo atraparon porque la policía reconoció la matrícula de un auto que había robado.
Pero en Monstruo ambos personajes quedan unidos por un sorprendente hilo conductor: la intención de sus creadores de homenajear a la serie policial sobre asesinos seriales Mindhunter, (2017). Esta producción original de Netflix, es considerada por los amantes del suspenso como la génesis del true crime en la plataforma, y ascendió a categoría “de culto”.

Por ello, la audiencia se sorprendió al evidenciar el guiño cuando en las escenas finales de Monstruo, los agentes John Douglas y Robert Ressler contactan al protagonista para atrapar a Bundy. Este paralelismo dio pie a la idea de que varios asesinos seriales idealizaron a Ed como referente, pero esto tampoco ocurrió en la realidad.
Lo que sí es cierto, es que tanto John como Robert fueron agentes del FBI y la trama de Mindhunter cuenta su historia basándose en un libro con el mismo nombre. Fueron compañeros de investigación en la naciente área de investigación psicológica de perfiles criminales en la década de los 60 y creadores originales del término “asesino serial”.
También es un hecho que entrevistaron por aquellos días a criminales de la talla de John Wayne Gacy, Edmund Kemper, Richard Speck e incluso Charles Manson, pero Ed Gein nunca fue parte: su deterioro mental era muy severo, así que su contribución no habría sido útil para los perfiladores.
La voz de Ed Gein en la serie y la del carnicero de Plainfield en la vida real
En una entrevista para Infobae, el actor de método Charlie Hunnam contó que en el proceso de construcción del personaje, un aspecto que llegó a obsesionarlo fue imaginar la voz de un hombre que nunca había escuchado antes.
Luego de estudiar todos los aspectos de la complejidad psicológica de Ed Gein y el guión de la serie, decidió que adoptaría un tono más agudo y lánguido. Su sorpresa vino semanas después, cuando accedió a una cinta de 70 minutos que recoge las declaraciones del asesino en la noche de su detención. Su interpretación coincidía con el audio y confirmó que agudizar su voz era la última pieza que necesitaba para su impactante transformación.

El actor admitió que le impactó escuchar a Ed contar que Augusta, su madre, le repetía diariamente que lo odiaba porque deseaba una hija en su lugar. Esto ayudó a Charlie a entender el sentido de identidad de Gein, quien desarrolló un tono más agudo en su voz como parte de su búsqueda desesperada por la aceptación y el amor de la figura materna.
La relación entre Ed Gein y las mujeres: Adeline Watkins, Ilse Koch y Augusta Gein
La verdadera Adeline Watkins actualmente vive y tras el estreno de Monstruo, concedió una entrevista a un diario en Minneapolis. Ella afirmó que con Ed sostuvo una amistad corta, tan solo porque compartían el hábito de la lectura, pero esta “cercanía” nunca derivó en una relación romántica.
En cuanto a Ilse Koch, “La Bruja de Buchenwald”, sí existió y fue una torturadora nazi. Es posible que Ed tuviera nociones de su crueldad por medio de la cobertura mediática que tuvieron los Juicios de Núremberg. Allí el mundo conoció el retorcido “hobbie” de esta mujer que creaba piezas de decoración a partir de piel y restos humanos, así que quizás ella fue una musa, pero hasta ahora es solo una suposición.

Sobre Augusta, madre de Ed, la ciencia sostiene que su personalidad, fundamentada en el fanatismo religioso y su obsesión con el infierno y los pecados, forjó en Ed un trastocado concepto sobre las mujeres. Además, el amor desmedido por su madre generó una profunda soledad tras su muerte, que derivó en desenterrar mujeres en el cementerio local, que él creía, se parecían a ella.
¿Ed Gein se identificaba como transexual?
Sin duda, la psicología de Ed Gein sigue siendo fuente de estudios para los especialistas en conducta humana. Sin embargo, uno de los mayores puntos de controversia que la serie abordó ampliamente, tiene que ver con su identidad, ya que el personaje cree ser transexual.
La ciencia forense desmitificó este aspecto con el paso de los años y hacia el final de los capítulos de Monstruo, una reveladora escena explica que en realidad, Ed no es transexual sino ”ginéfilo", en la palabra del psiquiatra que analizó al ”carnicero".

De acuerdo al análisis, su fascinación por la “inalcanzable” figura femenina producto de la represión sexual que sufrió se retorció hasta el punto de desear poseerlo violentamente y así “tener una segunda piel”. Ello derivó en el uso y confección de trajes y máscaras con pliegues curtidos de piel humana para “parecerse”, tanto como fuera posible, a lo que su madre hubiera deseado en vida: tener una hija.