Mientras la radio parece transformarse al ritmo del streaming, hay quienes eligen recuperar la esencia del radioteatro. Después del éxito de Número oculto, llega Dial, un thriller que explora los límites de la realidad y lo desconocido.
El podcast sigue la historia de Renzo, un electricista que vive atrapado entre la rutina y los fantasmas de su pasado, hasta que un día, un trabajo lo lleva a desafiar su destino. Tentado por una oferta económica, acude a reparar una vieja radio en plena madrugada, solo para descubrir que fue convocado por una secta...
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A días de su estreno, esta producción de Kuarzo y Spotify, que reúne en su elenco a Maite Lanata, Cristina Banegas, Paula Grinzspan, Ariel Pérez De María y Ernesto Claudio, ya se posiciona en el ranking número 10 de la Argentina.
En diálogo con TN Show, Maite Lanata dio detalles de la grabación, habló de los desafíos de contar sin el sostén audiovisual y reflexionó sobre ser parte de una propuesta diferencial.
-Estamos en un momento en el que todo está mutando al streaming, incluso a la radio, pero ustedes apuestan a volver a las bases de lo que era la ficción en el radioteatro. ¿Cómo recibiste la propuesta?
-El radioteatro tiene toda una historia en la Argentina y creo que tuvo como un segundo auge en pandemia con las audioseries, como Caso 63.
Hace tres años, hubo una propuesta, Número Oculto, que fue dirigida por Peter Lanzani, protagonizada por Candela Vetrano y escrita por Charly Wasserman, quien ahora es el autor y director de Dial. Yo tuve una participación chiquita en el último capítulo y me encantó.
Me gustó la energía y me pareció que era muy descontracturado hacer radioteatro, porque no estás poniendo el cuerpo, sino solo la voz. Pero también hay algo más dificultoso en poder transmitir todo lo corporal a partir de la voz. Me quedé recopada con eso. Y cuando Charly me ofreció un personaje con más participación en Dial, le dije que sí.
-Vos venís de hacer televisión, teatro y cine, donde el cuerpo juega un rol importante a la hora de la interpretación. ¿Cuáles fueron los desafíos que se te presentaron a la hora de darle vida al personaje de Carolina y a qué herramientas te aferraste?
-Me pareció muy loco y fue un desafío poder exagerar a través de la voz. A mí, que vengo más del palo de la actuación corporal, me parecía fundamental el agarrar objetos, como el arma, o angustiarme realmente, o correr para agitarme; pero los actores de doblaje no lo necesitan. Ese tipo de herramientas las valoricé ahí.
-¿Ustedes tuvieron acceso a guion completo desde el principio o fue como en los inicios del radioteatro que los actores se iban enterando capítulo a capítulo lo que iba a suceder?
-Tuvimos acceso al guion completo desde el principio, no fue como antes. Igual el hecho de hacer radioteatro me parece que nos lleva a nuestra cuna. La Argentina fue pionera en la radio y el radioteatro se desarrolló con muchísimo éxito en nuestro país, principalmente gracias a su vínculo con las tradiciones y las expresiones culturales, como el melodrama popular mezclado con la comicidad, los payadores, el circo criollo...
Cuando me llegó el guion, que mostraba cosas reales de los porteños como Santos Lugares, el Tornú o mencionaba un recital de Babasónicos, me gustó porque vi ese vínculo del inicio del radioteatro con nuestra identidad.
-Se te ve muy apasionada por la radio y el radioteatro, ¿cómo surge ese interés?
-Tengo un interés bastante natural por la radio y es un campo que me gustaría transitar en algún momento. Mi viejo es un apasionado de la radio, siempre quiso ser periodista o conductor, y se ve que hay algo de ese amor que él tiene que me lo transmitió a mí también.
-¿Cómo sos como oyente? ¿Sos consumidora de podcast?
-No tanto, en realidad. Me gustaría podcastear un poco más. Ficciones casi nada, solo Caso 63, Número oculto y alguna que otra en inglés, pero me gustaría indagar más. Es un universo muy lindo porque podés escucharlo mientras viajas o hacés otras cosas, y te va llevando a un mundo que siento que tiene una magia que también la tiene la lectura... Esa magia que se produce cuando empezás a imaginar, a ser productor o creador de tu propia historia y lo hacés mucho más personal.
Además, cada escucha es subjetiva. En el caso de Dial, más allá de que la historia está ayudada por un diseño sonoro inmersivo, cada quién puede imaginar esos túneles, esa casa, como le parece. Todo eso está buenísimo porque uno termina haciendo la historia mucho más personal.
Maite Lanata opinó de la ficción en la actualidad, reflexionó sobre su ideal de actriz y adelantó algunos de sus proyectos
Maite Lanata tiene 24 años y una gran trayectoria. Entre sus trabajos se destacan títulos como El elegido, El marginal, 100 días para enamorarse, ATAV y El Reino, entre otros.
Aunque empezó a trabajar desde muy chica, logró mantener su vida privada alejada de las cámaras y cuidar de su intimidad. “Uso Instagram más que nada para el laburo, pero no tengo una cuenta secundaria con el lado B de Maite”, comentó divertida. Y aunque admitió que tiene a sus amigos en la red social, señaló que opta por dejar esos vínculos más reservados para la intimidad.

“Capaz que en pandemia me fui un poco de mambo y conté un poco de más, pero después volví a lo de antes, a mostrar solamente mi trabajo. A veces digo ‘no tendría que haber contado tanto’”, admitió en tono de mea culpa. Y reflexionó: “Me gusta que a los actores no se les conozca mucho la vida personal, por el hecho de que a veces mezclás la personalidad del actor con algún personaje. Me ha pasado de conocer algún artista que es superreservado y descubrir que era distinto a lo que me imaginaba. Hay algo de eso que me gusta. Me gusta esa mística del actor reservado y me gustaría conservarlo”.
Actualmente, Maite está rodando en Uruguay, feliz por el éxito de Gatillero en el BAFICI y a la espera de que se estrene Carne —una película uruguaya, ópera prima de Tomás Marichal Urban— e Inadaptada —una serie que aborda la problemática de la salud mental—.
“Estoy muy contenta. El año pasado no hubo mucho trabajo y ahora se me abrieron dos oportunidades en Uruguay. Me encantaría que volvamos a rodar en la Argentina porque la verdad que hay muy poca producción. El INCAA tuvo cero películas, por mencionar una estadística. Entonces en ese punto estoy un poco apenada, pero siempre luchando porque me parece que la cultura es un campo de batalla y que tenemos que producir más contenido como antes”, opinó.