Patricia Sarán no reniega de la belleza. Ni de la belleza en general ni, mucho menos, de la suya en particular, que la convirtieron en un ícono de las décadas del 80 y 90. Desde entonces, la modelo y actriz fue la “chica del ascensor”, producto de una publicidad de jeans que le dieron el salto a la fama.
Sin embargo, también siente que ser “linda” la terminó encasillando a punto tal de haber tenido que rechazar varias ofertas de trabajo para no hacer siempre lo mismo, para “no ser solo una cara bonita”. Y lo sufrió, claro, aunque posiblemente en el balance de su vida, esta mujer de 64 años no encuentre su peor momento por ese lado sino en su vida privada, por haber padecido extraños síntomas cuando se divorció por segunda vez.
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Y con un final trágico, porque el matrimonio que tuvo con el empresario gastronómico Carlos Rebuffo -se casó en diciembre de 1997- duró cuatro años aunque el padecimiento de la separación legal la llevó a sufrir un pico de estrés tan profundo que llegó a perder el olfato y a que le diagnosticarán la enfermedad “anomia”.
El motivo de la discordia y de un juicio que duró más de 15 años fue que, en el reparto de bienes, Rebuffo había ocultado buena parte de su patrimonio en una cuenta offshore. Y bajo la titularidad de esta sociedad, justamente, estaba el departamento en el que vivía Sarán, quien llegó a ser desalojada.

Su enfermedad se disparó en 2008, luego del suicidio de su segundo exmarido, quien había sido ingresado a una clínica psiquiátrica para una rehabilitación. Tanto en este segundo matrimonio como en el primero, que duró nueve años y fue en pleno ascenso a la fama de Patricia, la actriz debió soportar celos de sus parejas.
Patricia Sarán: la “chica del ascensor” y también una chica Sofovich
Los tiempos cambiaron tanto desde los años 80, cuando la modelo filmó la publicidad de la marca de jeans Jordache, que hoy todo suena analógico e inocente. Un ascensor con puerta tijera y una chica con un cuerpo escultural que ahí mismo y a las apuradas se ponía el ajustado pantalón de jean, incluyendo un primer plano de su cola.
Toda una osadía para entonces y un enorme impacto social. Esa publicidad escaló entre las favoritas de los televidentes como también la carrera de su protagonista, Patricia Sarán.
Le llovieron los contratos para hacer publicidades y también oportunidades laborales en la tele, como haber sido señalada por el dedo de uno de los pioneros de la TV argentina: Gerardo Sofovich, quien la llevó como secretaria en su popular programa La Noche del Domingo.

También pasó por telenovelas de alto rating como Amándote (que protagonizaba Arnaldo André) y tuvo participaciones en el cine, en comedias como “Bañeros 2, la playa loca”, “Bañeros 3: todopoderosos” y “Los Extermineitors”.
Proveniente de una familia de clase media alta, sus padres estaban separados razón por la que en su adolescencia era mirada con desconfianza por padres de sus amigas, lo que llevó a que no fuese invitada en más de una ocasión a los cumpleaños de 15.
Sin embargo, ella siguió su camino que parecía tener un objetivo claro: ser abogada. Y estudió en la Universidad de El Salvador y dejó la carrera a solo tres materias de recibirse. Fue el tiempo de la publicidad, de la fama y de la rebeldía a sus padres, que no aprobaban su exhibición.
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Su relación con la música no tuvo que ver tanto con sus romances con Luis Miguel y Ricardo Arjona sino con su pasión por componer, cantar y bailar, llegando a componer más de una decena de canciones la mayoría vinculadas con el empoderamiento femenino.
Vegetariana, proteccionista de animales, defensora de la vida sana y del medio ambiente, promotora de la meditación y de la práctica de yoga, Patricia ya no lucha contra el mote de ser linda. No cree en el encasillamiento y prefiere disfrutar la vida a su manera. Aun sabiendo que para toda una generación siempre será “la chica del ascensor”.