Valentín Yan lo hizo de nuevo. Después de haber descontrolado la entrega de los Martín Fierro 2024 con su elegancia, esta vez volvió a dar que hablar con una serie de imágenes de alto voltaje desde el sur argentino, lugar que eligió para pasar unos días de relax.
El joven piloto, fruto del amor entre Romina Yan y Darío Giordano, se mostró con el torso desnudo y un short de baño que dejó a la vista sus impactantes abdominales. “Fachero”, “Qué hermoso”, “Ay, qué hombre”, “Tallado a mano”, “Vos y ese paisaje se ven muy lindos”, fueron algunos de los mensajes que le dejaron.
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La postal que más impacto generó entre sus fans fue la selfie que se tomó frente al espejo de la cabaña donde se alojó. Días atrás, también había sido furor por su viaje a Aspen, uno de sus sitios favoritos, aunque desde allí se lo vio con más ropa debido a las bajas temperaturas.
Mientras descansa y piensa cómo encarar este 2025 a nivel profesional, la gente le pide que incursione en el mundo de la actuación como su mamá, abuela y hermano mayor, pero eso no está en sus planes.
De qué vive Valentín, el segundo hijo de Romina Yan
Valentín Giordano, el segundo hijo de Romina Yan y Darío Giordano, ya tiene 21 años. A diferencia de sus dos hermanos, que se volcaron para el lado artístico, él optó por perseguir un sueño que tuvo en la infancia y logró consagrarse en lo más alto. Así se lo confió a Carburando, donde dijo que es piloto profesional.
“Me enseñaron a manejar desde muy chico y en ese momento fue cuando me di cuenta de que esto iba a ser mi pasión y mi amor por el resto de mi vida”, reconoció el joven, que no quiso invertir sus días en sets de grabación ni participar en las tiras juveniles de su abuela, Cris Morena.
Luego aseguró que su abuelo, Gustavo Yankelevich, lo ayudó a debutar en karting: “Yo estaba en un momento de mi vida en el que no sabía que hacer, estaba estudiando, pero no me terminaba de gustar. La idea de ser piloto la había dejado de lado porque siempre la vi muy lejana y pensaba que no le iba a agarrar nunca el ritmo. Pero mi abuelo me bancó y gracias a él pude arrancar a correr”.
