Juan José Campanella se muestra feliz por el estreno de Empieza con D siete letras, la obra protagonizada por Eduardo Blanco y Fernanda Metilli que llegará al Teatro Politeama el 10 de enero. Ansioso por la apuesta, el director ganador del Oscar habló con TN Show sobre su pasión por las tablas, qué siente tras haber recibido el mayor galardón del cine y sus proyectos a futuro.
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-¿Cómo son los desayunos de Campanella y familia?
-Mi desayuno es del 2011, o sea, ya va para 13 años. Es un panqueque que me hago la noche anterior de 8 claras de huevo y una banana.
-¿Y por qué el secreto de hacerlo la noche anterior?
-Para que esté frío. Lo pongo en la heladera y lo saco cuando me despierto en una de mis frecuentes despertadas nocturnas. Alrededor de las 5 de la mañana lo saco de la heladera para que esté natural.
-Hace muchos, muchos años fuiste meritorio.
-Fui meritorio de cine en la película Te rompo el rating, de Hugo Sofovich, con Porcel, Moria, Portales, Adolfo García Grau... Y Olmedo hizo un cameo. Para mí era tocar el cielo con las manos.
-Los años fueron pasando y fuiste avanzando hasta esto que conocemos. Películas que nos conmovieron, películas que volvemos a ver una y otra vez. Hasta ese momento, me imagino, de gloria. De repente, como cabeza de un grupo grande, subir a levantar un premio Oscar.
-¿Aquel meritorio estaba esa noche emocionado adentro?
-La verdad que fue un momento que cuando está pasando parece mentira que está pasando. Además hay tantas cosas precisas que hay que tener en la cabeza porque el Oscar es un show de televisión. Y con muchas medidas. Vení para acá, vení para acá, mirá para allá, mira para acá, ahora viene el otro. Ahora andate que ya está, ya está. Listo, ya está. Ya ganaste, viene el otro. Ahora está Sandra Bullock y ya no interesás más. Eso pasó literalmente. Y muchas de las cosas que uno hace en la vida es también para probarse a sí mismo, ¿viste? Que puede hacerlas y qué sé yo. Y esa validación a veces ayuda y también te saca un poquito las ganas de seguírtelo probando.
-En estos últimos años encontraste que el teatro es un lugar para hacerlo...
-El teatro me salvó la vida. Me dio la posibilidad de poder seguirme comunicando con la audiencia. La obra se llama Empieza con D, siete letras. Y es de dos mundos que se encuentran en el consultorio de un dentista y lo que pasa en su relación no transcurre solo ahí. Pasa el tiempo y se ve cómo su relación va creciendo, se juntan, se separan, el hijo, el exmarido, las cosas de la vida, las inseguridades, el miedo a la muerte, el miedo al empezar de nuevo, el miedo a fracasar de nuevo, todo eso.
Eduardo hace un hombre de sesenta y pico de años que acaba de quedar viudo de una relación de cuarenta años. Su defensa ante encontrarse solo de nuevo en un mundo que cambió absolutamente es bajar la cortina. “Si ya mi vida está bárbara, fue un éxito, con seis y medio me planto”. Y se encuentra con Fernanda, con el personaje de Fernanda, Miranda, que también es una mujer de cuarenta años que se acaba de separar de una relación larga de 10 años en la que había puesto muchas expectativas de vida. Y están los dos en un momento muy frágil. Y se encuentran en dos mundos, dos edades, dos todos y todo lo que ocurre a partir de eso.
-El encuentro de dos personas...
-El encuentro y el posterior desarrollo de la relación. Son graciosísimos y muy emocionantes. A mí me gusta, tanto en las películas como en la obra de teatro, la que te pasea por todas las emociones. Paso de la carcajada a llorar en el ensayo.
-Enero en el Politeama...
-Enero en el Politeama.
-Y ya te lo habrán dicho mil veces también, ¿no? Uno puede tener mil cosas para cambiar, pero de lo único que uno puede deshacerse y cambiar es la pasión.
-Y bueno, tenemos pasión para rato...
