La radio argentina ha tenido desde siempre notables profesionales, gente talentosa, carismática y generadora de ideas fundacionales. Martín Wullich es una de esas grandes figuras -no solo de la radio- que tiene la virtud de ennoblecer cada uno de sus emprendimientos. Por lo pronto su voz. Una voz suave, envolvente, educada, amable. De hecho, fue la voz oficial de Radio Nacional Clásica, que no es poco decir.
Su inclinación hacia la música culta, entre otras formas del arte, lo ha llevado a crear y conducir desde hace 15 años el programa Clásicos en el camino los domingos por FM Milenium (106.7) donde logra articular la música clásica, sus propias ideas y comentarios en una emisora diferente.
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Fue en ese programa, probablemente, donde formuló la frase que pasó a formar parte del folklore de los históricos adagios de la radio argentina: “Mientras tanto, aquí en la gran ciudad, una nueva hora… comienza”. La frase, de hecho, se convierte en su propio espacio en el límite entre una hora y otra en la FM Horizonte (101.9). Su tema es el arte, la cultura, la belleza, el buen gusto.
A propósito del buen gusto, pocas personas pueden dar clase sobre el tema. Algunas notas periodísticas creen que es un halago considerarlo un dandy, pero no lo es. Según la definición de Adolf Loos, el arquitecto austríaco que en pleno auge del Art Deco escribió un libro llamado Ornamento y delito, consideraba que el dandy se viste para llamar la atención, una interpretación equívoca de la elegancia. Lo último que quiere una persona elegante es llamar la atención. Como dijo Coco Chanel, cuando una mujer verdaderamente elegante entra en un lugar, solo media hora más tarde la gente se fija en lo que lleva puesto.
Pero Martín Wullich entiende perfectamente de qué se trata el buen gusto. Junto con Beto Casella conduce La logia del Buen Gusto por la FM Rock & Pop (95.9). Algunos datos para el hombre distinguido: zapatos de cuero aunque llueva; de hecho ignorar la lluvia o de llevar paraguas, que sea de buena calidad; evitar datos personales como la marca de su perfume, ese tipo de cosas.
Además de engalanar todas estas emisoras con su voz privilegiada y su delicado humor, Martín Wullich es convocado con frecuencia para conducir y presentar eventos y conciertos que él mismo organiza con su equipo fuera del circuito teatral.
No solo es guapo y elegante; también es piloto de avión.