Victoria Vannucci se acababa de separar del exfutbolista Cristian Fabbiani cuando se cruzó con Matías Garfunkel en la Quinta Avenida de Nueva York. Era 2010 y, como el flechazo fue mutuo e inmediato, empezaron a compartir una vida de lujos, excentricidades, polémicos safaris de caza y orgías.
La pareja funcionaba de esa manera y decidió casarse un año y medio después. La ex cantante de la banda Electrostar se convirtió al judaísmo y, con el nombre de Myriam, se casó en una ceremonia religiosa en Buenos Aires el 31 de marzo de 2012. El amor se consolidó formalmente dos años después en el Registro Civil de la calle Uruguay. Siempre se dijo que Garfunkel buscaba una esposa famosa para formar parte del mundo del espectáculo y la encontró en la extenista, vedette y modelo.
Victoria Vannucci y Matías Garfunkel: una vida de lujos y orgías
“Tengo una vida bastante privilegiada. Tengo mucamas y niñeras que se van turnando cada semana”, contaba ella con orgullo, mientras mostraba su imponente vestidor con 300 pares de zapatos en las revistas.
Pero si había simpatía o admiración de la gente, se tornó en enojo colectivo cuando se filtró una foto de la pareja junto a un león muerto durante un safari de cacería en África en 2016. Paralelamente, el empresario y su socio Sergio Szpolski desmantelaron el grupo periodístico Veintitrés, cuyos empleados desde hacía mucho tiempo no cobraban sus sueldos.
La pareja se instaló en Miami, donde continuaron con su vida de lujos, excentricidades y fotos de alto voltaje erótico que circularon por todo el mundo, publicadas por la cuenta fantasma de twitter @mucamaGarfunkel.
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La modelo contó que participaban de orgías en distintos lugares de Europa, en las cuales se presentaban muchas celebridades. “Se celebraban una vez por año en distintos castillos. Una vez fuimos a uno en Holanda. Había lockers para cambiarse y la participación es libre: el que quiere con la que quiere, o los que quieren con los que quieren”, recordó.
La nueva vida en Estados Unidos no le funcionó a Vannucci, que se deprimió y tenía ataques de pánico. Hasta que encontró su lugar en el mundo en su huerta y un restaurante vegano al que llamó Pachamama. Pero el matrimonio no funcionaba y, dos años después de que se había terminado el amor, le pidió el divorcio a Garfunkel. Y allí comenzaron los problemas.
Una guerra judicial por los hijos
Cuando comenzaron los trámites de la separación, en 2019 en Estados Unidos, los integrantes del matrimonio admitieron en la Justicia que no tenían ninguna propiedad. El empresario estaba en la ruina, muy lejos de la vida de ostentación que había llevado en los últimos años. Y la modelo ya había vendido el restaurante vegano que tenía en Los Ángeles.
Sin embargo, comenzó una batalla judicial por la tenencia de los hijos, Indiana y Napoleón, de 11 y 9 años. Durante la disputa –al estilo de La guerra de los Roses-, la modelo terminó presa y alejada de sus hijos durante una semana completa. Sin embargo, la jueza falló a su favor y la ex Electrostar tiene la tenencia de sus hijos.
El tiempo pasó y Matías Garfunkel, según dicen sus allegados, nunca pudo rearmarse económicamente y se asegura que en la ruina. Por eso, fue Victoria Vannucci quien empezó a mantener tanto a sus hijos como a su exmarido, a quien le pasa mil dólares por mes para su supervivencia y la compra de medicamentos en los Estados Unidos.
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Al respecto, Victoria Vannucci Contó en A la tarde (América): “Todas las familias pueden tener problemas, pero a mí me educaron en que si hay una persona en el piso, yo no le pego y lo ayudo a levantarse”. La modelo vive con sus hijos en el estado de Utah y, según se dijo, su exmarido, que sufre bipolaridad, se instaló en una casa rodante en el fondo de su casa.
