Marcela Tauro contó que viajó a Rosario para visitar a Leda Bergonzi, la mujer a la que le atribuyen dotes sanadores. En su relato, explicó cómo fue su experiencia y los casos de exorcismo que presenció.
“A mí me tocó el pecho. Me tiró, lloré un montón”, lanzó la periodista este miércoles al aire de El Club del Moro (La 100). “Ella baja al espíritu santo, sentí mucho calor”, comentó además.
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Leda tiene 44 años y recibió la sanación de la iglesia Católica hace nueve años. Celia Cuccittini, la mamá de Lionel Messi, es una de las personas que participaron de sus encuentros. “La gente la quiere ver a ella, se descontrola cuando la ve, la besan y la abrazan”, relató Marcela.
“Yo no fui por algo en especial”, contó Tauro sobre su experiencia y destacó que le gusta ser partícipe de estas situaciones. “A mí me tocó el pecho, te agarran porque sino te lastimás”, explicó por el momento en que Bergonzi realiza la imposición de manos.
Incluso, Marcela dijo en el programa de Santiago del Moro que durante el encuentro Leda tuvo que realizar varios exorcismos. “La vi arriba de una persona que tenía el diablo adentro y le pegaba a ella”, indicó. “Empiezan a hablar como un demonio y escuchas cómo se les transforma la voz”, agregó la periodista por lo que presenció. “Después de eso, quedó divina”, aseguró por la rosarina.
Quién es Leda, la mujer que recibe a cientos de fieles
Leda es una mujer de 44 años que se dedica a la “sanación”, avalada por la Iglesia Católica. Con la visita de cientos de fieles semana tras semana, ella comienza sus oraciones cantando y brindándoles bendiciones.
En diálogo con Telenoche (eltrece), la mujer aseguró que posee un “don de Dios”. “Me parece que lo más importante es poder comunicarle a la gente que Dios está en medio nuestro”. Es llamada sacerdotisa, aunque es laica, no tomó ningún voto religioso. No viste túnicas ni velos, solo jeans y blusas blancas. Además, tiene una vida común, un trabajo, está casada, tiene cinco hijos y una nieta.
Celebra sus misas de sanación junto a su grupo de oración llamado Soplo de Dios Viviente, que la acompaña con alabanzas previo al momento de imposición de manos. La catedral recibe a cientos de creyentes que esperan pacientemente a que ella se les acerque, los toque, ore y les hable en lenguas.