Este sábado por la noche, Mirtha Legrand regresará a la pantalla de eltrece y comenzará su temporada 55 al aire. La diva de los almuerzos tendrá en su mesaza a Javier Milei y Fátima Florez como invitados y hay mucha expectativa por lo que sucederá.
En la previa a la gran vuelta de La Chiqui, TN Show habló con Daniel Mañas, quien fue productor de Almorzando con Mirtha Legrand durante más de diez años, desde la década del ‘70 hasta 1981.
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“Soy marplatense. Empecé a trabajar en teatro como ‘che pibe/asistente’ a los 13 años. Paralelamente hacía el secundario y era cadete en el 5 estrellas Chateau Frontenac. A ese hotel vino a pasar Mirtha el verano cuando hizo temporada de 40 quilates y le pedí trabajo. Al terminar el verano, me llevó como asistente de producción a los Almuerzos en Canal 9″, recordó en la charla con este medio.
Al repasar sus primeros pasos por la televisión, el productor agregó: “Había solamente un productor general, una que hacía el booking y dos asistentes, así que trabajaba 12 horas por día. Pero feliz, porque ella fue la mejor maestra y aprendí todo de producción ¡Severa, le faltaba el puntero! Ese mismo año, firmó contrato con Canal 13 y al enterarse Alejandro Romay, dueño de El Nueve, le prohibió la entrada al día siguiente a su señal. Por varios meses no hubo almuerzos, hasta que debutamos en El Trece, desde Mar del Plata, en 1973. Grabábamos en el Hotel Provincial y se emitía al día siguiente”.
“Comenzamos en enero de 1973. En esos años el canal estaba manejado por Goar Mestre y Jorge Vaillant, exiliados cubanos que sabían mucho de televisión y entretenimiento. Se aprendía mucho de ellos. La apertura y los títulos eran con Mirtha llegando al hotel en un auto con techo abierto (a falta de convertible) y una multitud que todos los mediodías la esperaba una cuadra para saludarla. Hoy se llamaría el ‘Chiquimóvil’”, dijo entre risas.
Como en esa época no existían mails ni teléfonos móviles y los actores alquilaban casas, después de trabajar en la grabación y la producción, Daniel salía de noche a los teatros para invitar a las personalidades. “De los internacionales que causaron furor recuerdo a Roberto Carlos y Camilo Sesto, en pleno apogeo. En marzo, debutamos en el estudio que da a la calle Cochabamba, no recuerdo si era B o D. En la primera mesa estuvo Raffaella Carrà”, contó.
Con lujo de detalles, Dany-como es conocido en el medio-detalló la rutina de la diva de la televisión: “Mirtha venía manejando desde su casa en Palermo Chico, dejaba el auto en la cochera de Cochabamba, alrededor de las 10:30 y se dirigía a su camarín privado para maquillaje, peinado y finalmente, vestirse. Desde entonces, ya Héctor Vidal Rivas le seleccionaba la ropa”.
Durante esas dos horas previas a la grabación, él le leía el material de cada invitado, las notas periodísticas recientes y las preguntas que funcionaban como ayudamemoria. A las 13, Mirtha iba al estudio y se reunía media hora con los invitados, previo al almuerzo, costumbre que felizmente descartó años después. El programa iba de lunes a viernes a las 13.30 y duraba una hora y media. Se grababa como si fuese vivo, pero antes del cuarto bloque había que hacer un ‘cambio de rollo’, o sea, el tape. Eso duraba unos 15 minutos en los que Mirtha no paraba de repetir al equipo técnico “Vamos chicos, que se enfría el programa”.
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Consultado sobre por qué Mirtha lo eligió a él para trabajar a su lado, aún teniendo solo 17 años, Mañas opinó: “Ella me conoció en la obra, donde yo era el único asistente, y le gustó cómo trabajaba. Dijo ‘este chico es vivo, que venga arriba del escenario a trabajar conmigo’. Yo tenía planes de irme a Buenos Aires porque estaba terminando la secundaria, pero no tenía los medios, y entonces cuando estaba terminando la temporada me dijo ‘si te interesa ir a Buenos Aires y si hay una vacante en mi equipo, te llamo’. Y así fue, ahí empecé. Me fui de un día para el otro de mi casa en Mar del Plata a vivir en una pensión en Buenos Aires cerca de la calle Corrientes”.
“Yo tuve que aprender todo. Mirtha fue la gran maestra. Una maestra de producción excepcional, muy severa también, no es como hoy la relación de los conductores con el equipo, era otra. Ella, cada vez que yo metía la pata en algo, me decía ‘te voy a mandar de vuelta en la Costera Criolla (un micro) esta noche’. Así que eso es lo que me acuerdo. Fui aprendiendo sobre la marcha, a los golpes, pero yo era muy serio y con mucha pasión por lo que hacía, con mucha entrega. No tenía otro tipo de vida”, explicó sobre cómo se manejaba La Chiqui a la hora de hacer su programa y conducir al equipo.
Legrand lleva años siendo la número uno de la tevé, por lo que no es de extrañar que pueda darle consejos a su asistentes. Sin embargo, Mañas aclaró: “No es muy de dar consejos, pero sí de dar directivas u órdenes, y en ese sentido ella siempre me pedía que trabajar con excelencia, con seriedad, con verdad y con discreción”.
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Y agregó: “Yo en ese momento estaba trabajando con la número uno de la televisión y los periodistas todo el tiempo se acercaban a preguntarme cosas y yo era una tumba, entonces eso es algo que a mí ya me quedó de por vida. Hoy por hoy, cualquier famoso con el que trabajo sabe que yo soy un tipo discreto”.
La historia de los churros
Tras contar que ni bien terminaba el programa se quedaban organizando el siguiente y definiendo los próximos invitados, Daniel compartió un dato de color. A mitad de la tarde, alguno de ellos cruzaban a la churrería de Cochabamba y Salta a comprar churros rellenos de dulce de leche, que eran los preferidos de Mirtha. “El dueño dejó de cobrarnos, por lo que alguna vez en el programa servíamos churros en el último bloque, en el café del living y Mirtha le agradecía. En esa época no existían los PNT ni los chivos”, aseguró.
La muerte de Perón y el programa durante la dictadura
Sobre el momento más impactante que compartió con La Chiqui en el estudio, Mañas recordó: “Fue el 1° de julio de 1974. En un corte, nos avisó el director que había cadena nacional. La imagen lo decía todo: Isabel Perón, vestida de luto, anunciaba la muerte de Juan Domingo y que asumía la presidencia. En ese momento, todos mis compañeros de tantos años, que eran los técnicos, los cameraman, los sonidistas... colgaron los auriculares y se pusieron a llorar muy fuerte. Ella dijo ‘es un momento histórico para el país, por supuesto que no vamos a seguir’ (después de la cadena nacional), y el programa no salió durante cinco o seis días, hasta después del entierro de Perón”.
“Meses después, el 13 de septiembre de 1974, en un almuerzo que estaban Gasalla y Soledad Silveyra, el cómico insinuó que ‘en la televisión solo trabajaban los peronistas’. Al día siguiente, el portero del canal le prohibió el ingreso a Mirtha, quien fue recibida al día siguiente por la presidenta, pero el programa no volvió al aire. Mirtha fue prohibida por el peronismo, los militares y el radicalismo. En los años de la dictadura militar, teníamos que pasar a la dirección del canal (había un Capitán de Fragata como interventor), la lista de futuros invitados. Mirtha siempre nos decía ‘pasemos los nombres de algunos que están en las listas negras, por ahí se les pasa y logramos invitar a Mercedes Sosa’”.
El incendio de Canal 13 y los estudios improvisados
El 2 de julio de 1980 se incendió Canal 13 y las instalaciones quedaron arrasadas por las llamas. Daniel le contó a TN Show cómo se vivió el siniestro desde adentro: “A la mañana suena mi teléfono y me dicen ‘se está incendiando el canal, se suspende el programa’. Hablo con Mirtha y le propongo ‘salgamos al aire desde la parrillita de la esquina de Salta’. Mirtha se prende, cancelo a los invitados de ese día y llamo a las más grandes estrellas. Todas van viniendo de a poco, el programa dura varias horas y los ratings (no existía el sistema de ahora) rompieron récords”.
“Esa noche, luego de que hubiesen llamas de 35 metros de altura y decenas de bomberos combatieran el incendio, Mirtha entró con botas a su estudio destruido, para sacar sus joyas del camarín. Los últimos seis meses de ese año hicimos el programa en restaurantes y hoteles: El Alvear (por ese entonces cerrado), el A.C.A, en Libertador; el Hotel Elevage, el Bauen y hasta un restaurante que había en los bosques de Palermo, propiedad del dueño del Hermitage”, detalló.
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Por último, cerró contando cómo terminó su tiempo trabajando con Legrand: “A fines de ese año, Mirtha me propone para hacerme cargo de la inauguración de la Disco New York City y me pagan con un pasaje a Europa. En París estudio Producción de Televisión y a los tres meses la llamo a su casa y me dice ‘¡venite ya! Empezamos los almuerzos en dos semanas’. Dejé todo en París y al llegar a Buenos Aires la llamé. Me dijo ‘ayer me prohibieron los militares, el Presidente Roberto Viola no quiere que el programa salga al aire’”.
“Fue mi último trabajo con Mirtha. Años después me vine a vivir a Estados Unidos y me llamaron varias veces para volver, pero ya tenía mi vida hecha aquí. La amistad con Mirtha se fortaleció con los años y estamos en permanente contacto y nos reímos de cuentos y anécdotas de esos años. Este año, cuando cumplió 96, viajé para su cumpleaños’”, aseguró.