Ya no amanece al mediodía para Guille Aquino. La rutina laboral de la que intentó escaparse finalmente lo atrapó. Sin embargo, la pesadilla no fue tan terrible. Él lo definiría como un evento canónico en su saga: ahora trabaja de lunes a viernes y tiene que llegar temprano para liderar un programa de streaming. Una dinámica que lo distiende de la escritura obsesiva de sus sketches y le permite demostrar que también es gracioso cuando improvisa. No está nada mal. Además se puede tomar una birra al aire.
El humorista asumió la conducción de Escucho Ofertas en Blender como cualquier otro desafío. No importa la envergadura del proyecto, él nunca se siente preparado. “Soy tibio, no tengo nada interesante para decir y evito todo tipo de controversia”, enumeró cuando abrió el paraguas antes del debut -casi el mismo argumento que usó cuando le dieron el control del país en el notable especial Guille Aquino presidente-. Tres meses después, contra su propio pronóstico, este antihéroe salva las mañanas con el poder de la comedia.
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Guille Aquino, Galia Moldavsky, Agustina Aguilar y Pablo Mir, los integrantes del ciclo conversaron con TN Show y describieron cómo construyeron la identidad del formato. Todos tienen en claro que los oyentes y espectadores quieren reírse cuando los escuchan. Y no escatiman las armas: hay humor inteligente, absurdo, ácido, negro, incómodo, sátiras y parodias.
Además, si llegaste a sintonizarlos por la trayectoria del anfitrión como fiscal moral, también va a aparecer ese sentido común que cuestiona tanto a progres como a fachos.
¿Una charla de amigos?
- Tus sketches tienen un proceso muy arduo de escritura. El stream es una experiencia mucho más libre, ¿cómo la llevás?
Guillermo Aquino: La estoy pasando increíblemente bien porque justamente es todo lo opuesto. Venía de muchos años de un preciosismo, de estar encerrado todo el año para hacer una hora de material y ahora de repente este es el juego de salir a fallar completamente y es una linda sensación. No creo más en la posteridad desde que hago esto.
- En otra entrevista mencionaste que los sketches suelen estar atados a la actualidad y eso lleva a que quizás algunos ya no funcionen tan bien. Ahora, en un programa en vivo, la fecha de vencimiento es todavía más próxima...
GA: Todo es medio cíclico en Argentina. Capaz un sketch de 2016 todavía lo podemos pasar y decís ‘creo que estamos en la misma’. Y ‘Escucho ofertas’ no sé si es tan coyuntural, estamos en un táper. Nunca supe tan poco sobre lo que pasa en el país como desde que empecé el programa. Somos una sátira de un stream.
Pablo Mir: Pensábamos que lo íbamos a hacer muy irónicamente, pero al final lo estamos disfrutando. Creo que en ese sentido un espacio como Blender es fundamental. Igualmente, si nos hubieran ofrecido un montón de plata, hubiéramos ido a cualquier medio. Siempre arrancamos desde un lugar marginal y vamos creciendo. Por ahora no llegó la gran oferta.
- Al principio, el chiste era que iban a comer las migajas de Nico Occhiato. ¿Cuán cerca se sienten de la propuesta de Luzu TV?
Galia Moldavsky: Muy cerca, no me da miedo estar cerca de esos canales. Hay muchas cosas que se repiten porque funcionan y son temáticas que nos atraviesan a todos. Siempre la diferencia es la mirada. No es lo mismo quién habla de cada tema y de qué manera.
GA: Se plantea al stream como lo nuevo y lo que se viene. Como marketing está bien, pero creo que es el mismo programa de toda la vida en las radios de un grupo de amigos charlando. Lo que pasó es que la gente se cansó de escuchar a la misma persona hablando durante 20 años y ahora hay personas nuevas.
Agustina Aguilar: Hay un rango etario que tenemos nosotros que tal vez no es tan “veintis”. Me parece que, más allá de que las consigna sean parecidas a otras, está marcado a qué edades apuntamos y eso hace que se salga de cierta frivolidad.
- Sí, ustedes parecieran que no buscan congraciarse con la nueva generación.
GA: De hecho estamos batallándolo día a día y esa es nuestra forma de incluirlos. Además, todo lo viejo es bueno y todo lo nuevo es malo, lo dicen los streamers.
- Y son realmente un grupo de amigos o lo disimulan muy bien al aire.
GA: Nos sirve no ser amigos porque tenemos que hablar tres horas por día. Si nos encontramos a la mañana y me cuentan algo, yo salto y digo “¡no me digas nada, contámelo al aire!”.
- O sea que tanto no se conocen. ¿Cómo es lidiar con el humor de Guille, que a veces puede ser muy border?
GM: Era un re desafío porque su humor está marcado por la incomodidad, pero una cosa es un sketch y otra cosa es el stream donde tenés muchas chances de banquinear. Eso lo fuimos ajustando. Capaz yo cuando me sumaba me excedía y me daba cuenta de que hacía una de más.
GA: Igual siempre hacemos una de más. Tenemos mucha impunidad gracias a dios y queremos mantenerla.
- Guille se define como un pésimo entrevistador. Sin embargo, varios de los reportajes tuvieron una repercusión muy positiva...
GM: Siempre dice que es pésimo…
GA: Es como Dolina, que te tira una así y vos decís ‘sos un genio, decilo’. Pero, ahora, fuera de joda, es la etapa más sociable de mi vida y no me molesta ser pésimo.
- Así y todo, por ejemplo, sacaste la mejor versión de Pergolini cuando lo entrevistaste.
GA: Antes de venir nos dijo ‘voy, pero miren que la charla de amigos me tiene un poco los huevos llenos’. Yo le dije vení y hacemos p… al aire, decinos todo eso. Quería ver si aparecía ese Mario del que ahora él mismo un poco reniega y creo que por un momento se encontró con su versión de ¿Cuál es?.
“El único chiste prohibido es el que no es gracioso”
- Paralelamente al programa, siguen con los sketches. ¿Cómo es ese proceso?
GA: Ahora me tengo que ir con Pablo a escribir un guion y nos ponemos como Borges y Sábato… empezamos a buscar el mensaje, la tesis, las líneas y que todo sea un chiste. Fue muy importante este contrapeso que es el programa diario. Aprendí que la tenés que pasar muy bien o muy mal. No te podés quedar por la mitad. Es por ahí.
- ¿El desarrollo de los guiones es una suerte de martirio?
GA: A pesar de todo, creo que es lo que más nos gusta. Es un brainstorming y, cuando finalmente detectamos algo con qué arrancar, definimos el inicio, cinco chistes y vemos si las premisas funcionan.
PM: Eso es lo que nos lleva más tiempo y la parte más densa del laburo. Si no tenemos la obligación de terminarlo, podemos estar semanas sin que nos cierre una idea.
- Me imagino el desarrollo como 6 Days to Air: The Making of South Park...
GA: Lo recontra vimos y sería nuestro sueño: tener un edificio, un writer room... pero estamos en Argentina y tenemos que pensar si es posible materializar una idea con el presupuesto disponible.
PM: Estamos en Argentina y tenemos hijos. Hubo muchos sketches que empezaron como algo grandilocuente y cerramos con dos personas hablando.
- A veces pareciera que no tienen límites para hacer humor. ¿Es así?
GA: En el humor tiene que estar todo sobre la mesa. Siempre va a haber gente que se ofende, porque nosotros no salimos con ganar de alienar sino de todo lo contrario. El chiste prohibido es el que no es gracioso. La ideología siempre se puso delante del humor, pero nosotros creemos que el humor gracioso mata a la ideología. Me puedo reír de cosas en las que realmente creo y apoyo ideológicamente.
- Guille, siempre decís que estás pensando todo el tiempo en los problemas que tenés. ¿Cuáles son tus problemas de hoy?
GA: Ahora estoy en una pequeña ventana en la que estoy bastante feliz. Lo tengo que exprimir porque sé que en cualquier momento se viene una neurosis nueva. Yo pensé que tenía como una especie de sentido arácnido o un poder tipo Sherlock Holmes, pero se llama ansiedad: apenas entro a un lugar, ya sé todo lo que puede salir mal. Ahora estoy tratando de disfrutar el momento porque todo indefectiblemente termina en sufrimiento. Estoy en mi mejor momento, te tiro un título muy original.
- Por último, y de acuerdo a una frase que se repite en los sketches: “Argentina mejor país del mundo”, desarrolle...
GA: Las contradicciones nos hacen el mejor país del mundo, las pasiones, las opiniones infundadas. Todo. El argentino promedio es un tipo muy cínico y gracioso, con un timing perfecto; muy tanguero, de regodearse, de lamerse la herida. Pero si llega a venir alguien de otro país y escarba en esa herida le dice ‘andate a la concha de tu padre, esto es Argentina, el mejor país del mundo’.